Andrés Mourenza es un periodista especializado en información internacional, empezó su carrera en Estambul y durante su trayectoria profesional ha colaborado con diversos medios como El País, Onda Cero, 5W o la Agencia Efe. Actualmente es corresponsal en Turquía donde ha cubierto las diferentes crisis políticas del país así como los efectos de la guerra civil Siria y la crisis de los refugiados. En su último libro La democracia es un tranvía, escrito con el también periodista Ilya U.Topper,desvela las principales claves del ascenso de Erdogan y la transformación del país. Su cobertura del intento del golpe de estado en Turquía fue reconocida en el año 2017 con el premio La Buena Prensa.
P: Desde los barrios pobres de Estambul, un abnegado estudiante de religión ve su carrera de futbolista frustrada por el autoritarismo de su padre y termina convirtiéndose en el presidente de Turquía ¿Cuáles son las principales claves en el ascenso político de Erdogan y como ha convencido a Turquía para que lo apoye?
Como explicamos en el libro Ilya Topper y yo, el ascenso de Erdogan se debe a una conjunción de factores. Por un lado está la personalidad del propio Erdogan, que es muy ambicioso, y desde que era un niño quería hacer algo. Y después hay también una serie de condicionantes sociológicos y políticos muy importantes. El primero de ellos es el golpe de estado de 1980 que elimina el entramado de sociedad civil y el de las asociaciones y sindicatos izquierdistas. Como ocurre también en otras partes de la región, en los años 80 hay una reacción conservadora y se entiende que el islamismo político puede ser una buena manera de contrarrestar los movimientos sociales izquierdistas y sobre todo marxistas y comunistas.
Este golpe militar de 1980 tanto política como sociológicamente cambia la faz de Turquía; sociológicamente se va a dar un papel más importante a la religión en el sistema educativo y políticamente acaba con todo el sistema de partidos, que solo volverán en la década de los noventa. A raíz de un referéndum en el 1989 se recuperan los partidos anteriores, y aquellos que habían sido fundados en los ochenta, con la nueva constitución tras el golpe militar, van a convivir con los anteriores y se da una inflación de partidos políticos. Se doblan los partidos de centro izquierda y centro derecha provocando un fraccionamiento del panorama político y del parlamento, en aquel momento había muchos líderes que se odiaban entre sí, pese a que tenían ideas parecidas.
Esta situación la aprovecha el partido islamista Refah (en el que militaba Erdogan), que sin tener un gran apoyo social, en torno a un 20% o un 25%, llega al gobierno. En las alcaldías pasa lo mismo.
El sistema municipal turco es mayoritario, gana la candidatura más votada. Por ejemplo Erdogan gana las elecciones de Estambul con un 25% frente a tres candidatos diferentes de centro izquierda y dos candidaturas diferentes del centro derecha, que si hubieran participado juntas, cualquiera de ellas habría gobernado. Pero se aprovecha de esta coyuntura.
La llegada al poder del actual Partido de la Justicia y el Desarrollo, el AKP, en el 2000 se debe a que la gente estaba harta de la corrupción y del desgobierno de los años 90 con tantos partidos. Y también porque en el propio seno del movimiento islamista se hace una reflexión en la que se dan cuenta de que con unos postulados directamente islamistas no van a poder llegar al gobierno, y aunque lleguen no les van a dejar mandar los militares. Entonces deciden optar por unas reformas más europeas. En el inicio de los 2000 las políticas, al menos públicas, del AKP eran reformas democratizadoras que caminaban hacia estándares europeos para poder entrar en la Unión Europea, con la que habían empezado a negociar el estatus de candidato.
“La llegada al poder del actual Partido de la Justicia y el Desarrollo, el AKP, en el 2000 se debe a que la gente estaba harta de la corrupción y del desgobierno de los años 90 con tantos partidos”
El hartazgo popular tras la crisis económica de 2001 y el desgobierno provocó que la sociedad apostase por el AKP, que en aquellos momentos era nuevo y además tenía un aura de regeneración democrática. Esto permite que Erdogan llegue al cargo de primer ministro. Una vez en esta posición ha ido aprovechando oportunidades mientras cambiaba de alianzas políticas continuamente para mantenerse en el poder.
Al principio utiliza la promesa de entrar en la Unión Europea y presenta una candidatura a favor de las reformas, y efectivamente en esta primera legislatura se hacen muchas reformas que democratizan Turquía hacía estándares más europeos, esto le otorgó la victoria de 2007.
Luego, Erdogan, establece una alianza con la cofradía de Fetullah Gülen, que tiene a mucha gente en el seno de la administración y con ella consigue romper una de las barreras a su poder: el Ejército y la Judicatura. Mediante esta alianza van a ir royendo el poder que había acumulado el Ejército que no era para nada democrático, y aunque la Justicia estaba muy politizada ya, va a intentar que esa politización sea más favorable al propio Erdogan, con los medios de comunicación ocurre lo mismo.
Luego ha ido cambiando de aliados, entre 2012 y 2015 se apoyó mucho en los kurdos, y a partir de 2015 su aliado preferente fue la extrema derecha nacionalista de Turquía.
Los cambios de alianzas, la cooptación desde dentro de instituciones como la Justicia, la Policía, el control de los medios de comunicación y la creación de una burguesía más favorable a sus intereses, han sido las claves para que alcance esta posición de poder, no del todo absoluto pero cada vez más concentrado en sus manos.
P: En su libro, “La democracia es un tranvía”, se habla de la misión histórica en la que se ha embarcado Erdogan: transformar a Turquía a su imagen y semejanza ¿Qué cambios está desarrollando el presidente turco para llevar al país ante una posible nueva era?
Ha habido muchos cambios, los de la primera legislatura y media fueron en un sentido liberalizador de las instituciones, algo que él también aprovechó para eliminar ciertos contrapesos de poder, que sí tenían un componente anti-democrático, pero lo hizo sobre todo por una cuestión táctica y para acabar con ese contrapoder.
En cuanto a cambios sociales sí que se ha notado de manera paulatina como se ha transformado el sistema educativo, cada vez se da más peso a la religión y a los valores sociales conservadores.
Últimamente también se está integrando el componente nacionalista, aunque Erdogan como islamista siempre había rechazado el nacionalismo, lo ha terminado incorporando por una cuestión estratégica.
Erdogan ha comprendido que no le es tan rentable acercarse a los kurdos, aunque una parte de los kurdos le siguen votando ya que es una población más conservadora, y se ha dado cuenta de que no puede dejar a un lado al componente turco más nacionalista. Así que está optando por una mezcla entre el islamismo político, el conservadurismo político y religioso y el nacionalismo turco.
P: ¿Cómo puede Erdogan superar las contradicciones que algunas de sus políticas establecen frente al legado del Kemalismo?
Precisamente en eso se ha mostrado muy hábil. Si nos fijamos en lo que hacía 10 o 15 años antes y en lo que hace ahora se pueden observar una serie de contradicciones continuas, por un lado las logra salvar porque ahora mismo le acompaña el 90% de los medios de comunicación y puede cambiar el discurso sin que la prensa le llame la atención sobre ello, y por otro lado integrando cierto simbolismo. El movimiento islamista ha pasado de considerar a Ataturk como un hereje y criticarlo mientras que Erdogan actualmente lo está incorporando a su simbología en todos los actos públicos. En sus discursos hay un gran retrato suyo y un gran retrato de Ataturk.
Como todos los grandes líderes políticos, Ataturk, tiene muchas lecturas y también tuvo diferentes etapas de pensamiento. Debido a esto no lo presentan en su faceta de la primera y la segunda década de la República, en la que fue un reformador autoritario, jacobino y progresista, si no que lo presentan en su faceta de militar contra las potencias occidentales que intentaban dividir el Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial. Esto se puede ver en los retratos que utilizan.
Cuando Ataturk se hizo presidente, para occidentalizar o copiar los modos occidentales, se afeitó el bigote y la barba, pero en la mayor parte de los retratos que utiliza el partido de Erdogan está todavía con bigote. Y esto nos indica que tipo de Ataturk es lo que utiliza el AKP: el héroe militar contra la invasión de las potencias europeas.
Los islamistas tradicionalmente habían ligado sus referencias al pasado otomano mientras que los kemalistas rechazaban este pasado otomano y se basaban en un pasado pre islámico de los turcos. Erdogan une también este pasado pre islámico, sin mencionar que eran chamanistas por ejemplo, pero utiliza también este legado. Se han hecho muchas series sobre esta cuestión en la televisión turca.
Esto no lo hace solo para darle un nuevo significado, sino para impedir que este simbolismo sea utilizado por sus oponentes políticos. En la lucha política y la lucha por los símbolos, siempre ha sido mucho más hábil que todos sus oponentes.
P: Tras la pérdida de la alcaldía de Estambul varios miembros del partido de Erdogan se han escindido del AKP, el ex primer ministro Davutoğlu ya tiene planeado la creación de un nuevo partido que rivalice con el de Erdogan ¿estamos ante un nuevo “declive del liderazgo político” del actual presidente?
Erdogan ya ha tenido varios declives políticos y ha salido airoso, es un luchador y un superviviente porque se maneja muy bien en la batalla política. Pero no se puede descartar cualquier escenario.
Yo creo que el poder de Erdogan ya ha llegado a su cénit y a partir de ahora irá decreciendo, pero esta caída puede llevar muchos años, no es algo que vaya pasar de la noche a la mañana.
La pérdida de las alcaldías más importantes de Turquía, que pasaron a manos de la oposición esta primavera, tiene mucho que ver con la situación económica del momento, es un duro golpe, pero va a intentar que sea el menor posible reduciendo el margen de actuación de los ayuntamientos.
En cuanto a los nuevos partidos, le pueden hacer cierto daño, pero Erdogan puede cambiar de alianzas, y ya lo ha hecho anteriormente. Ahora está aliado con la ultraderecha, pero se puede dar la situación de que cambie de alianza hacia otro partido de derechas que está en la oposición. O incluso una vez que hubiese elecciones, que no son hasta 2023, que los partidos del ex primer ministro Davutoglu o el que prepara el ex ministro de finanzas Babacan, obtuviesen representación parlamentaria y los convirtiese en sus aliados. Yo no lo descartaría porque Erdogan ha dado giros de 180 grados en políticas y alianzas.
P: En su libro se afirma que “Una sublevación militar no es exactamente una novedad en Turquía” ¿Qué tuvo de característico el intento de golpe de estado contra Erdogan, cuyas consecuencias se mantienen 3 años después?
La principal característica que lo diferencia de los anteriores es que fue militarmente mínimo y no muy bien organizado. El porcentaje de las fuerzas armadas que se movilizaron fue muy bajo, muchos eran reclutas y están todavía detenidos pese a que sus abogados justifican que no se puede detener a un recluta o a un cadete porque simplemente estaba siguiendo órdenes de los oficiales. Es decir, muchos de los soldados rasos fueron engañados para acudir al golpe.
“Este intento de golpe fue un trauma para Turquía, pues parecía que los golpes de estado ya habían quedado atrás”
Lo que tuvo de característico es que fue una oportunidad de oro para Erdogan ya que lo utilizó como justificación para imponer una terapia de choque. Este intento de golpe fue un trauma para Turquía, pues parecía que los golpes de estado ya habían quedado atrás. La sublevación militar era proporcionalmente pequeña y quizás no hubiera hecho falta echar a la gente a la calle para sofocarla, simplemente hubiera sido suficiente utilizar a las unidades que se mantenían leales, que eran la mayoría, o la policía que también se había mantenido leal. Pero con la gente en la calle lo que se consiguió fue socializar el dolor que produjo el golpe de estado y hacer sentir a una parte de la población que ellos mismos lo habían derrotado.
En Turquía ha habido golpes fallidos, se dieron varios en los setenta, pero estos se solucionaron dentro de los propios cuarteles y en el gobierno, no tuvo necesidad de combatirlos en la calle. En este caso el hecho de que saliese la gente a la calle fomentó ese sentimiento de que “entre todos hemos derrotado el golpe de estado”.
Como se trataba de una situación traumática se estableció un draconiano estado de emergencia para gobernar mediante decreto, y se gobernó así durante dos años. Además, también logró conseguir el apoyo suficiente para un cambio constitucional: la substitución del sistema parlamentario vigente hasta entonces en Turquía por un sistema presidencialista. Todo esto, sin el trauma del golpe de estado, sin el trauma posterior de las purgas y del estado de excepción no se hubiera podido conseguir. Esa fue la herencia del intento de golpe de estado.
P: ¿Cómo calificaría la influencia de la comunidad religiosa de Fethullah Gülen, antiguo aliado de Erdogan, dentro de los resortes del estado y la sociedad turca?
Actualmente está prácticamente desparecida, cualquier cosa que huela a Gülen es como si estuviese infectada, nadie quiere tocarla. Pero durante años colaboró activamente con el partido de Erdogan, pues ambos tenían un mismo objetivo: crear una sociedad más conservadora y religiosa.
“Los gülenistas utilizaron métodos ilegales para infiltrarse en el Estado (a través de oposiciones trucadas) y para acabar con sus rivales (escuchas telefónicas ilegales, montajes policiales…)”
Los gülenistas utilizaron métodos ilegales para infiltrarse en el Estado (a través de oposiciones trucadas) y para acabar con sus rivales (escuchas telefónicas ilegales, montajes policiales…). Así que no se hicieron querer mucho: sus miembros ascendía socialmente a costa de los derechos de una gran parte de la población, desde gente izquierdista, a nacionalistas turcos, kemalistas…
A día de hoy es una organización bastante odiada en general en la sociedad turca. Desde luego ha contribuido a ello el hecho de que también se haya dirigido una gran cantidad de propaganda contraria.
A pesar de que moralmente pueda ser reprobable pertenecer a una organización de las características del gülenismo, es también cierto que mucha gente ha sido detenida por el simple hecho de estar relacionados con ellos, sin que se les pueda imputar un crimen individualmente. La simple asociación con esta comunidad se considera un delito porque se le ha declarado organización terrorista. Por ejemplo tener dinero en el banco asociado a esta organización, o estar suscrito a sus periódicos son consideradas pruebas suficientes para condenarte.
Su influencia actual, incluso en el exterior, ha decrecido mucho. Tienen cierta influencia mediática en algunos sitios y de vez en cuando se les ve escribir artículos de opinión o influir en cierta información que se escribe sobre Turquía. Pero están caminando hacia la irrelevancia.
P: El gobierno de Ankara ha intervenido algunas alcaldías kurdas en el país, varios han sido los alcaldes apartados y acusados de vínculos con el PKK, una organización que desde 2016 ha sido casi neutralizada en Turquía ¿Estas decisiones en contra del movimiento político kurdo podría exacerbar a las nuevas generaciones kurdas contra el estado turco?
Es cierto, por un lado, que las sucesivas operaciones policiales y militares contra el PKK en Turquía lo han conseguido reducir en el aspecto militar. De tener varios miles de combatientes dentro del territorio turco, ha pasado a unos cientos y sus células están inactivas.
El hecho de no dejar al movimiento político kurdo una vía expresión política y pacífica como la que supone el HDP [Partido democrático de los pueblos] puede generar muchas frustraciones en las generaciones jóvenes y puede crearse una nueva ola de gente que se una al PKK, precisamente en uno de los momentos en que más débil se encuentra.
“Desde las elecciones de marzo al menos trece alcaldes kurdos han sido relevados de sus cargos“
Desde las elecciones de marzo al menos trece alcaldes kurdos han sido relevados de sus cargos, y con esto se le está diciendo a varios millones de personas que habitan ahí que no tiene ningún sentido que participen en la vida democrática, porque desde el gobierno turco se les está vinculando al terrorismo y se les despoja de sus alcaldías.
El HDP no va a ser ilegalizado porque el AKP no quiere ser visto como un gobierno que ilegaliza partidos políticos, ya que los partidos antecesores al AKP fueron ilegalizados y el propio AKP estuvo a punto de serlo en 2008. Pero de facto están ilegalizando al HDP mediante el encarcelamiento de sus dirigentes y la deposición de los alcaldes electos.
P: Hace unas semanas el presidente del Kurdistán iraquí visitó a Erdogan ¿Por qué hay esa diferencia de trato entre los kurdos que viven en Turquía y los que viven en Irak, por ejemplo?
Dentro de la población kurda de los cuatro países en los que más o menos está dividida ha habido dos líneas fundamentales. Una de ellas es la de Barzani que era socialdemócrata y ahora es más bien conservador. Esta facción está centrada en torno a Erbil (Kurdistán iraquí) pero tiene influencia en todos los países. La otra línea es la que fundó el PKK, que en sus orígenes era marxista, pero ahora es una amalgama de ideologías. Ambas corrientes se disputan la influencia.
En los últimos diez años Barzani ha encontrado en Erdogan, o más bien en Turquía, a un cierto aliado. Económicamente el Kurdistán Iraquí depende mucho de la economía turca, sobre todo en el abastecimiento de productos de uso diario, y además han utilizado Turquía como vía para sacar su petróleo a los mercados internacionales, enfadando bastante a Bagdad. Las relaciones entre Barzani, el gobierno del Kurdistán iraquí y Turquía son buenas.
“Lo que le gustaría a Erdogan es que la línea del Partido Democrático del Kurdistán (KDP) de Barzani tuviera más influencia en Turquía, en detrimento del HDP y del PKK”
Lo que le gustaría a Erdogan es que la línea del Partido Democrático del Kurdistán (KDP) de Barzani tuviera más influencia en Turquía, en detrimento del HDP y del PKK, pero no parece realista que vaya a ocurrir.
P: ¿La reciente Operación “Primavera de Paz” en el Norte de Siria podría haberse llevado a cabo sin el apoyo tácito de grandes potencias como Rusia o Estados Unidos, es decir sólo por iniciativa turca?
La respuesta es un rotundo no. Si Estados Unidos no hubiese retirado a sus soldados de la frontera, la operación turca no se hubiese llevado a cabo o hubiese sido circunscrita a una zona mucho más pequeña. Por otro lado, el apoyo tácito de Rusia también ha sido clave, porque si Rusia no hubiese querido tampoco se hubiese llevado a cabo. Pero, a fin de cuentas el resultado ha sido inmejorable para los intereses rusos.
Rusia al final lo que ha conseguido ha sido romper la alianza entre las milicias kurdo sirias YPG y Estados Unidos excepto en la parte de Deir Ezzor, en el este de Siria, donde parece que van a mantenerse tropas de EE.UU. El gobierno de Bashar Al Assad ha entrado en la zona norte sin pegar un tiro, una zona de la que había estado ausente durante toda la guerra civil siria. Esto convierte a Rusia en el nuevo árbitro de lo que vaya a suceder en Siria, en detrimento de Irán, que tendrá menos poder a pesar de que se ha dejado mucha más gente luchando en el campo de batalla a favor del Al Assad, y en detrimento también de Washington que a fin de cuentas a través de sus aliados controlaba un 25% del país.
P: ¿Qué rédito político interno y externo puede cosechar Erdogan tras la operación primavera de la Paz?
Internamente, para Erdogan ha sido un éxito. Su valoración política ha subido. Hay que entender que Turquía es muy nacionalista y en este sentido la promesa de que iban a alejar a una organización que ellos consideran terrorista de la frontera ha sido bien vista. Las YPG (Unidades de Protección Popular) están estrechamente ligadas al PKK. Es más, Mazlum Kobani, el líder de las SDF (Fuerzas Democráticas Sirias, coalición de milicias que lideran las YPG), ha militado en el PKK y ha participado en varios atentados y ataques dentro de Turquía. La relación entre las YPG-SDF y el PKK es innegable, en eso tiene razón Turquía. Yo mismo he visto en la zona fronteriza a chavales kurdos de Turquía que reconocían haber sido entrenados en Siria y luego se enfrentaban al Ejército turco.
“Yo mismo he visto en la zona fronteriza a chavales kurdos de Turquía que reconocían haber sido entrenados en Siria y luego se enfrentaban al Ejército turco”
Ahora bien, lo que es discutible es si la presencia de las YPG a lo largo de la frontera turca representaba una amenaza real y urgente para la seguridad de Turquía. Ankara aseguraba que sí, que había habido ataques transfronterizos, aunque no han sido muchos, y las YPG negaban que fuesen una amenaza a Turquía.
El otro gran objetivo de la intervención turca era reasentar a los refugiados sirios en las zonas conquistadas por Turquía en el norte de Siria.
La crisis económica en Turquía ha aumentado un sentimiento en contra de los refugiados. Muchos dicen que son demasiados (3,6 millones), que ya llevan mucho tiempo aquí y que deben regresar a su país. En el fondo, están compitiendo en lo más bajo del escalafón laboral con los turcos más pobres. En algunas zonas ha habido grandes subidas de los alquileres porque hubo un movimiento de población muy grande en un período de tiempo muy corto; al mismo tiempo que los empresarios aprovechaban para reducir o congelar salarios utilizando a los refugiados como mano de obra infrapagada. Todo esto ha hecho aumentar este sentimiento en contra de los refugiados. Y quizás tiene más culpa la oposición que el propio Erdogan., porque ha explotado mucho más el sentimiento contra los refugiados en las últimas elecciones. Por ejemplo, el nuevo alcalde de Estambul, que en principio es progresista, tiene un discurso muy claro de que los refugiados deben regresar a casa cuanto antes.
“La oposición socialdemócrata turca es más favorable a un pacto con Al Assad para devolver a los refugiados“
La oposición socialdemócrata turca es más favorable a un pacto con Al Assad para devolver a los refugiados, mientras que Erdogan lo que propone es instalarlos en la zona que han ocupado del norte de Siria. Ambas opciones son problemáticas. La de Erdogan porque muchos de los refugiados sirios que hay en Turquía proceden de otras zonas del país, no del norte. Y la de la oposición porque precisamente la mayoría de refugiados sirios han huido de Al Assad.
Algunos de los refugiados que han regresado a territorio bajo control del régimen denuncian persecuciones y detenciones arbitrarias. Y han visto como se dan abusos policiales y se les requisan sus casas y su dinero porque el régimen sirio es un sistema muy corrupto, donde se les ha llegado a pedir dinero a cambio de dejar de perseguirlos. Obviamente no es factible que vayan a regresar como pretendía Turquía, sobre todo si el Gobierno sirio controla la parte norte.
El rédito en política exterior ha sido nulo para Erdogan. Turquía tiene cada vez peor imagen internacional precisamente por estas cosas, provocar el desplazamiento de 300.000 personas o las muertes de civiles que ha habido no es la mejor imagen que se puede dar.
P: La política exterior que está desarrollando Turquía bajo el mandato de Erdogan se sostiene en complejos equilibrios del que puede ser un ejemplo que siendo Ankara un aliado de la OTAN haya adquirido los sistemas S-400 de producción rusa, de momento es una estrategia bastante efectiva pero ¿podrá mantenerse en el tiempo?
Es un poco difícil mantenerla en el tiempo, básicamente Erdogan trata de hacer en el exterior lo que hace en casa -un cambio constante de alianzas- pero tiene un conocimiento mucho mayor de los equilibrios de la política interior turca que de la internacional.
Lo que está intentando hacer Rusia con Turquía es romper la alianzas dentro de la OTAN y abrirse paso en una región donde cada vez tiene más influencia, no solo en Siria, sino incluso en el Golfo Pérsico, ya que a medida que Estados Unidos se va retirando de Oriente Próximo su influencia se extiende por la región.
Probablemente Turquía nunca abandone la OTAN ni rompa su alianza con la Unión Europea, porque económicamente está muy ligada. La mitad del comercio turco depende de la UE mientras que con Estados Unidos no llega ni al 10%. Turquía históricamente siempre ha estado ligada al territorio europeo política y comercialmente, no creo que esto jamás se termine de romper.
“Hay muchas voces no solo en el entorno de Erdogan, también en la oposición, que apuestan por una vía cada vez más cercana a Rusia”
Pero es verdad que hay muchas voces, no solo en el entorno de Erdogan, también en la oposición, que apuestan por una vía cada vez más cercana a Rusia. Aunque igual no se dan cuenta de que para Rusia esta es una opción meramente transaccional ya que no los termina de ver como un aliado fiable, y basta con mirar a los medios rusos para ver cómo tratan a Turquía. En estos momentos les interesa esta alianza puntual por el daño que pueda hacer a la OTAN.
De todas formas estamos en un período en el que todas las alianzas son cada vez más “líquidas” por el momento social y político en que vivimos, que es cada vez más confuso, más difuso, y todo se vive más rápido en todos los aspectos sociales, esto es algo que se traslada a las alianzas políticas.
Turquía intenta moverse entre dos aguas para sacar rédito político de todo ello, pero no sé si el gobierno turco tiene la capacidad para sobrellevar esta estrategia durante un periodo extendido debido a los cambios que ha hecho interiormente. Erdogan se ha rodeado de gente cada vez menos brillante cuyo único mérito es la lealtad probada al presidente turco, y hace falta ser muy diplomático para mantener todos los cauces abiertos con todos los lados. Hubo un momento en el que Turquía, a finales de la década pasada, lo conseguía, tenía buenos amigos en toda la región. Por ejemplo, Ankara negoció un acuerdo de paz entre Israel y Siria, aunque finalmente no se materializó, y Erdogan, junto con Lula da Silva, negociaron con Irán un acuerdo sobre la cuestión nuclear iraní, que, aunque fue rechazado por parte de la comunidad internacional, sentó las bases para el acuerdo posterior.
En la primera etapa de Erdogan como primer ministro la imagen de Turquía era muy diferente y era vista con respeto en toda la región. Primero por lo que significaba el Gobierno de Erdogan: un gobierno islamista pero que apostaba por la democratización y la integración en la UE. Y luego porque utilizaba diversos canales diplomáticos para negociar con todas las partes y no se cerraba a ninguna. Después, por una serie de factores coyunturales en la región empezando por la forma en la que se ha desarrollado la guerra en Siria, y por los cambios en la política exterior turca -que ha pasado a ser cada vez menos negociadora y más intervencionista- su imagen y su influencia se han resentido. A medida que ha habido una involución política en el interior de Turquía también la ha habido en sus relaciones exteriores.
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