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El “camarada Ralph”, 25 años al frente de San Vicente y las Granadinas

Por Néstor Prieto Amador

Ralph Gonsalves, aunque él prefiere que llamen “camarada Ralph”, se ha vuelto a imponer por quinta ocasión consecutiva en las elecciones de San Vicente y Granadinas. Con su victoria, el carismático economista de 74 años cumplirá al final de este mandato 25 años ininterrumpidos como Primer Ministro de esta pequeña nación caribeña. Cifras que le sitúan como el mandatario elegido en las urnas que más años ha gobernado en toda la región del Caribe.

Gonsalves rompe el récord de permanencia al frente del país con una política exterior tremendamente activa y atrevida pese al minúsculo tamaño de la nación. El “camarada Ralph” y su partido, el Unity Labour Party (ULP), han sido fervientes aliados de Cuba, Nicaragua y Venezuela, además de haber cargado duramente contra la OEA por su tendencia “intervencionista”, o contra la de EEUU por aplicar el bloqueo sobre Cuba. Además, el país es miembro del ALBA y de la CARICOM, organismos que Gonsalves ha impulsado y defendido con gran vehemencia.

Breve repaso histórico

San Vicente y las Granadinas es un pequeño país formado por 32 islas, siendo la de San Vicente la de mayor tamaño y población, con más del 90% de ambos indicadores. El resto de islas se ubican en el archipiélago de Granadinas, que agrupa más de 600 islas e islotes que se reparten entre San Vicente y las Granadinas (parte norte del archipiélago) y Granada (otro país soberano del Caribe que ejerce el control sobre el tercio inferior del archipiélago).

San Vicente y las Granadinas está ubicada en las denominadas Antillas Menores, en el Caribe. Además de la isla de San Vicente posee parte del archipiélago de Granadinas, compartido al sur con Granada. Mapa elaborado por Néstor Prieto.

Aunque el país debe su nombre a que fue descubierto por Cristóbal Colón el 22 de enero de 1498, día de San Vicente, lo cierto es que estas islas serían uno de los últimos territorios en ser colonizados de toda América Latina y el Caribe, principalmente por la agresividad de su población indígena y la falta de incentivos -reducido tamaño y ausencia de minería- para su conquista por parte las potencias coloniales. 

A inicios del s. XVIII Francia se asentó en la zona y comenzó a explotar algunos cultivos en el país, pero no sería hasta 1796 cuando Gran Bretaña –que recibió esta posesión de los franceses como consecuencia de varios acuerdos de paz- aplastaría definitivamente la resistencia indígena para implantar eficazmente su dominio.

Antes de la colonización británica los esclavos negros que trabajaban en otras islas del Caribe fueron llegando a San Vicente y las Granadinas, bien por naufragios o huyendo de la esclavitud. Es en este momento cuando comienza a formarse étnicamente la nación, de la mezcla entre población autóctona y los esclavos africanos, y cuya descendencia se denominó garífunas o caribes negros. Este proceso se intensificó cuando el territorio se integró plenamente en la economía colonial británica, ya que Reino Unido estableció el monocultivo de caña de azúcar como principal –y casi única- actividad económica, para lo que se trajeron grandes cantidades de esclavos africanos. Los británicos y europeos que se asentaron durante la época colonial y permanecieron tras la independencia terminaron de configurar la riqueza étnica del país. Actualmente, la población de San Vicente y las Granadinas es alrededor un 90% negra o mestiza y el restante 10% blanca o descendiente de aborigen.

Si bien fue uno de los últimos territorios en ser colonizado, también destacaría por su tardanza en obtener su independencia, que no llegaría hasta el 1979, año en el que se convertiría en un país soberano y celebraría sus primeras elecciones, aunque se mantendría en la esfera de influencia británica y pasaría a formar parte de la Mancomunidad de Naciones, por lo que la Reina Isabel II es la jefa de Estado del país.

Actualmente, San Vicente y las Granadinas apenas cuenta con 110.000 habitantes, que se reparten en 387km2, lo que hacen del país caribeño uno de los más pequeños del mundo en ambos aspectos. 

El “camarada Ralph” y el laborismo san vicentino, más de dos décadas de gobierno

El ULP revalidó su mayoría en las elecciones del pasado 5 de noviembre, donde ganó en 9 de las 15 circunscripciones uninominales del país, lo que les sirvió para mantenerse en el poder pese a que en esta cita han perdido en voto electoral respecto al opositor New Democratic Party (NDP), que ha obtenido los 6 escaños restantes. El ULP obtuvo el 49,6% frente al 50,3% del NDP, menos de 500 votos de diferencia.

Las elecciones generales del 5 de noviembre otorgaron una victoria en 9 de las 15 circunscripciones al ULP. Aunque por primera vez desde 1998 perdió en voto popular frente al NDP. Mapa y gráfico elaborado por Néstor Prieto.

Pese a la derrota en voto popular, el “camarada Ralph” continuará al frente del país ya que el sistema político sanvicentino es herencia directa del británico: elección mayoritaria por distritos uninominales, de modo que solo se elige a un representante por circunscripción, independientemente de la diferencia de votos. O, dicho de otra forma, basta con ganar en más distritos por pocos votos que ganar en menos por más.

Este sistema, “first past the post”, hace que pese a la reducción de apoyos recibidos por el ULP haya podido ampliar su número de escaños al haber ganado en 9 distrititos electorales frente a los 7 del NDP. En 2015 el resultado fue 8-7.

Los laboristas se mantienen fuertes en la parte oriental de la isla, mientras que el NDP ha podido mantener su mayoría en las tres circunscripciones de Kingston, capital del país y en las dos circunscripciones del archipiélago granadino.

En todo caso, está fuera de toda duda el impresionante poder del ULP, que ha ganado en voto popular desde 1998 y lleva en el poder desde las elecciones de 2001. Al frente del partido, miembro del Foro de Sao Paulo, siempre se ha encontrado Ralph Gonsalves: líder estudiantil en su juventud, de formación marxista y cristiano declarado en un país donde la iglesia protestante tiene un gran peso político y social.

El ULP se presentó por primera vez a las elecciones generales de 1998, dónde pese a ganar en voto popular no obtuvo mayoría de escaños. El gobierno del NDP convocó elecciones anticipadas en 2001 que esta vez ganó tanto en votos como en escaños Ralph Gonsalves. Desde entonces el ULP ha revalidado su mayoría aunque variando el porcentaje de apoyo recibido. Gráfico elaborado por Néstor Prieto.

El “camarada Ralph” llegó al gobierno con un programa de profundos cambios en el país que ha ido aplicando progresivamente durante sus cuatro mandatos en el poder. En el plano social se reforzaron los derechos sindicales, se instauró un plan de alfabetización con las brigadas cubanas del plan “Yo sí puedo” y de igual manera se contó con cooperación médica cubana para el desarrollo del sistema sanitario. Actualmente, el gobierno de la ULP ha empleado como una de sus principales bazas electorales su eficacia en la lucha contra la COVID-19, sin ninguna víctima mortal, algo que no pueden decir otros países vecinos cuya población también es similar.

En la esfera económica, el camarada Ralph ha mantenido una política activa de construcción de obra pública dirigida por el Estado como manera de “modernizar el país y dinamizar la economía”. En este sentido, uno de los emblemas del ULP ha sido la construcción de un aeropuerto internacional, motivo de orgullo nacional al ser una infraestructura casi inimaginable en un país con apenas 100.000 habitantes y una complicadísima orografía. El aeropuerto ha servido para estimular el turismo, una de las principales fuentes de ingreso del país.

No obstante, la gestión económica es quizá el punto débil del gobierno y el principal reto de San Vicente y las Granadinas. La economía de la nación caribeña presenta un problema estructural, la difícil diversificación productiva, ya que el reducido tamaño de las islas y la ausencia de minerales o hidrocarburos hace que el trabajo se concentre en la agricultura –con plantaciones poco diversificadas donde destaca la exportación de plátanos-, el turismo –aún en desarrollo- y el sector público –cuyo margen de crecimiento parece cercano a su tope-.

Todo ello tiene traducción es una dependencia exterior en tecnología, bienes de consumo e industria, algo que no es exclusivo de San Vicente y las Granadinas, sino aplicable al resto de países del caribe anglófono.

La tasa de paro, que podríamos calificar como endémica, no ha bajado desde la independencia del país del 18%, y en el caso de los jóvenes se estima que podría ser de cerca del 40%. Este ha sido el principal argumento de la agresiva campaña del NDP contra el gobernante ULP; el partido conservador acusa a Gonsalves de no haber cambiado la situación en 20 años de gobierno y propone la privatización de suelo público y facilidades fiscales para atraer inversión extranjeraEste dilema se está dando en términos muy parecidos en países del entorno como Granada, Barbados, Santa Lucia y Nieves o Trinidad y Tobago, en algunos de cuales se explora la vía de inversión extranjera.

Pero más allá de este aspecto, el programa político del “camarada Ralph” ha sido exitoso y ampliamente apoyado en el país, gozando de elevadas tasas de aprobación en todas las materias: deportiva, familiar, sanitaria, educativa etc., ámbitos donde se han puesto en marcha iniciativas respaldadas por sus connacionales.

El único revés político que ha sufrido Gonsalves en su dilatada trayectoria ha sido el intento de convertir San Vicente y las Granadinas en una República, una aspiración reivindicada por la izquierda del país desde los tiempos coloniales. La cuestión fue sometida a referéndum nacional en 2009, pero la opción monárquica se impuso por un 55,29% frente al 43,21% que apoyó la República, con una escasa participación del 53,5%. Este hecho supuso un duro golpe para el “camarada Ralph”, lo que hizo pensar que sería derrotado en las elecciones que se celebraron en 2010 pero, contra lo pronosticado por la oposición, el ULP volvió a ganar. Un hecho que nos da buena idea de cómo el carismático liderazgo de Gonsalves atrae apoyos en todo el espectro político.

Queda por ver si Gonsalves intentará de nuevo, antes de su retiro político, consumar su aspiración republicana para el país. En este sentido, la decisión de Barbados (país vecino y excolonia británica donde también reina Isabel II) de dejar de reconocer a la monarquía para convertirse en una República ha supuesto un empujón para el gobierno sanvicentino. Aunque hay que señalar que el opositor NDP, conservador y profundamente monárquico, dará la batalla para que se mantenga el actual status quo.

San Vicente y las Granadinas, llamando a las puertas del mundo

El gobierno se ha ubicado en la esfera internacional junto a los denominados gobiernos latinoamericanos del “Socialismo del s. XXI”, siendo país fundador de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). El camarada Ralph nunca ha escondido su sintonía personal e ideológica con Hugo Chávez o Fidel Castro entre otros. Esta alianza se ha trasladado a todos los escenarios internacionales donde los vicentinos han tenido voz.

El camarada Ralph (derecha) junto a otros presidente latinoamericanos durante una cumbre del ALBA. De izquierda a derecha: el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro; el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel; el presidente de Bolivia, Evo Morales, y el presidente de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves.

El gobierno isleño mantuvo una sólida alianza con Venezuela. Ya durante el gobierno de Chávez acordaron el envío de petróleo venezolano en condiciones ventajosas para favorecer el desarrollo del país. Tras la llegada de Maduro al poder, la posición de Gonsalves se mantuvo inalterada, defendiendo la legalidad del gobierno bolivariano frente a la autoproclamación de Guaidó.

Precisamente, la cuestión venezolana y la posición de la OEA tras las elecciones bolivianas de 2019 –donde emitió un informe asegurando que hubo irregularidades electorales-, llevaron a Gonsalves a denunciar públicamente a Luis Almagro por su política “injerencionista”, que llevó a este último incluso a “hacer campaña” contra su reelección este 2020 y a enviar cartas a los países caribeños para oponerse en bloque.

También promovió activamente la cooperación entre la CARICOM (que agrupa a los países del Caribe anglófono) y Cuba, país con el que mantiene “excelentes relaciones” que se han traducido en múltiples acuerdos de cooperación sanitaria, educativa y social. San Vicente y las Granadinas ha sido uno de los países más activos en la denuncia del bloqueo norteamericano sobre Cuba, habiendo mantenido encendidos discursos ante Naciones Unidas respecto al tema.

Aunque sin duda, el mayor logro en materia exterior de esta pequeñísima nación ha sido su acertada política de alianzas diplomáticas, que le ha permitido convertirse en miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (máximo órgano de gobernanza global) para el periodo 2020-2021. San Vicente y las Granadinas se impuso al otro candidato latinoamericano, El Salvador, por 185 votos frente a los sólo 6 que apoyaron a Bukele y dos abstenciones. Todo parece indicar, según apuntó la prensa en esos días, que la precipitada candidatura salvadoreña fue un intento apoyado por EEUU para evitar la llegada al Consejo de Seguridad de un aliado de Venezuela.

Lo cierto es que pese a competir contra un país mucho mayor, la candidatura vicentina fue consensuada y respaldada por la mayoría de países latinoamericanos pese a las profundas divisiones ideológicas existentes, lo que da buena fe de la capacidad negociadora del gobierno laborista. San Vicente y las  Granadinas se ha convertido en el país más pequeño y menos poblado del mundo en llegar al Consejo de Seguridad.

En su discurso tras la elección, el camarada Ralph hizo un breve repaso de las líneas rectoras que guían la política internacional del país y que aplicará durante su mandato en el Consejo de Seguridad: “igualdad de todos los países independientemente de su tamaño, no interferencia ni intervención en los asuntos internos de otros países, defensa la soberanía y la independencia y, por encima, de todo el desarrollo sostenible”. Gonsalves remarcó este último aspecto al ser una de las principales preocupaciones del Caribe: “somos conscientes de las consecuencias en materia seguridad que está implicando el cambio climático para nuestra región”.

 

Aunque el camarada Ralph anunció en esta última campaña electoral que no optaría a una sexta reelección, su carismática figura política ya ha pasado a la historia nacional y regional por ser el mandatario electo en las urnas que más tiempo ha dirigido una nación. Su visión de la integración latinoamericana y de la geopolítica ha otorgado un protagonismo inusitado a un pequeño país caribeño que durante dos años hará de “árbitro” junto los gigantes del mundo en el ajedrez que es la política internacional.

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