Hay muchas formas de librar una guerra. La que más asociamos a la palabra es sin lugar a dudas la que consiste en infligir ataques violentos para debilitar militarmente a la otra parte, ya sea mediante ataques aéreos, terrestres o marítimos. La contienda bélica no tendría sentido si no contempláramos la otra guerra, una que se libra en las mentes más ingeniosas de ambos bandos, mediante carteles, proclamas, banderas o acciones simbólicas de todo tipo: la propagandística. Esta, además de ser una forma de dañar a la otra parte, también constituye en una forma de revitalizar a los propios, de alzar la moral y de persuadir un espíritu luchador y combativo, vital para que la guerra se libre en las mejores condiciones morales.
Cuando empieza una guerra, cada una de las partes arranca el motor de la maquinaria propagandística que proyecta simbología política e identitaria de muchos tipos. Los entramados urbanos, generalmente provistos de publicidad y anuncios propios de un sistema de libre mercado, adoptan una transición camaleónica hacia mensajes ideológicos que no buscan consumidor pero sí un arraigo en la consciencia colectiva. Las calles de Lviv, como no podría ser de otra manera, no han tardado en llenarse de simbología política, la cual es un reflejo a tiempo real de la situación excepcional que atraviesa Ucrania estas semanas.
En este artículo analizo los diferentes tipos de mensajes políticos y propagandísticos pro-ucranianos que he encontrado en las calles de Lviv, una ciudad con una aparente tranquilidad pero con un clima pre-bélico, a principios de marzo de 2022 -una semana tras el inicio de las hostilidades-.
‘’Barco ruso, vete a la mierda’’
Comenzamos con una de las frases más icónicas del año y que ya se ha convertido, sin lugar a dudas, en el pilar más importante de los mensajes pro-ucranianos en este conflicto. Desde mi primer día en la ciudad la reiteración de este mensaje no fue más que aumentar con el transcurso de la guerra. Lo encontramos en paneles frontales de autobuses, escaparates, marquesinas, paneles para anunciantes de la ciudad, sobre las banderas rusas de las oficinas de cambio e incluso pronunciado en la radio.
La historia nace al inicio de la contienda, en un audio que se hizo famoso en todo el mundo. Un grupo de soldados desplegados en la Isla de las Serpientes -cerca de Odesa en el Mar Negro- respondió a un barco ruso que les daba un ultimátum mediante el mensaje ‘’barco de guerra ruso, vete a la mierda’’. Desde ese momento se empezó a proyectar en el espectro ucraniano como una especie de David contra Goliat, pues los rusos los superaban en recursos. Los ucranianos se agarraron a una proclama de mucho poder simbólico que se ha extendido indudablemente en todo el país. Es muy difícil caminar más de 5 minutos en Lviv (o cualquier otra ciudad ucraniana) sin toparse con esta expresión. En referencia a los soldados, a quienes se creía caídos en combate, parece ser que están cautivos por el ejército ruso.
La adopción de héroes nacionales
En la fachada principal de la Ópera de Lviv, un edificio majestuoso, ya no encontramos carteles anunciando los diferentes ballets de la temporada. Estos se sustituyeron rápidamente por tres carteles (pintados en azul y amarillo) que muestran las historias de tres figuras que se han hecho famosas en Ucrania (y en el mundo) en apenas una semana:
- Vitaliy Skakun: el soldado que se inmoló para bloquear el avance de los rusos
- Las tropas de la Isla de las Serpientes
- El fantasma de Kiev
Estas tres figuras, cuyas historias han sido bien aprovechadas por la maquinaria propagandística ucraniana, constituyen símbolos en la conciencia colectiva del país. Curiosamente, forman parte del Ejército de Tierra, de la Armada y de la Fuerza Aérea, respectivamente. Todos ellos con la misma función: dotar a la población ucraniana con unos símbolos a los que agarrarse y en los que se persona un ‘’espíritu de rebelión’’ que venden como intrínseca a la sociedad ucraniana. De esta forma se alza la moral y se alimenta de positivismo a una sociedad que sabe que el ejército ruso es un gigante en comparación al nacional.
La adopción de héroes es de ‘’primero’’ de propaganda política. Lo encontramos en figuras como el francotirador soviético Vassily Zaitsev durante la Batalla de Stalingrado o bien en forma de mártires, como el caso de Qasem Soleimani en la conciencia colectiva de muchos chiíes. Héroes que sirven como inspiración (el ‘’fantasma de Kiev’’) o bien mártires que pretenden despertar una sed de venganza (Vitaliy Skakun).
Carteles llamando al patriotismo y a la organización ciudadana
En las calles del casco antiguo de Lviv es común ver carteles blancos que apelan a la organización ciudadana, incitando a los ucranianos a enrolarse en los grupos de voluntarios de defensa de la ciudad. En estos carteles leemos el eslogan ‘’el espíritu de la libertad camina hacia la lucha’’. En muchas farolas de la ciudad podemos encontrar también carteles que muestran diferentes puntos de recogida de suministros para estas organizaciones.
Reproducción del himno de ucrania en las radios
Alzar la moral de la población es uno de los principales objetivos que buscan las autoridades ucranianas. Una de las formas es el uso de símbolos nacionales conocidos por gran parte de la sociedad, como el caso del himno ucraniano. La reproducción del himno ucraniano es una forma de inculcar el patriotismo a la sociedad a través de un medio que se escucha en muchos lugares. A las 12 de la noche, cada día, suena el himno nacional en las radios, dando comienzo a un nuevo episodio de la contienda.
El himno ucraniano no suele sonar en la radio en tiempos de paz, por lo que su reproducción en medios no gubernamentales pretende denotar la excepcionalidad que se vive y buscar la implicación de los ciudadanos. Pude comprobar de primera mano el efecto de esta medida. Recién llegado a Lviv, con Yuri y Tanya en el coche, el volumen es aumentado por el primero al sonido del mismo, generando un momento de patriotismo que emanó espontáneamente de cada uno de los integrantes del coche, que lo cantaban al unísono.
El tryzub como símbolo de rendición
En las calles de Lviv encontramos también un cartel ciertamente peculiar. En él se dibuja a un soldado ruso (que identificamos por el águila de dos cabezas que tiene en el pecho) con las manos arriba, en posición de rendición. El cartel, escrito en ucraniano y en inglés, indica al soldado ruso que se rinda dibujando esta posición. La cuestión simbólica aquí es muy importante, pues aparte de incitar al enemigo a rendirse, se le indica que lo haga formando el tridente, conocido como tryzub en ucraniano. El tryzub es uno de los símbolos más reconocibles del país, pues está en el mismo escudo de armas. La icónica forma se inspira en el tridente de Volodymyr, el primer Gran Príncipe de Kiev (Siglo XIII).
Técnicas de guerrilla para reconocer a saboteadores
Un contacto en los grupos de defensa de la ciudad de Lviv me explicó muchas de las formas que tienen para identificar a supuestos saboteadores rusos. Si hubiera subido alguna publicación en redes sociales desde Ucrania explicando estos métodos se me podría haber acusado fácilmente de espía o de facilitar la labor a los saboteadores. Estas son tres de las formas que tienen para identificarles:
- Forzar la pronunciación de la palabra ‘’palyanitsya’’ (pan), de difícil pronunciación para un rusoparlante.
- La pregunta ‘’¿hacia dónde va el barco?’’, cuya respuesta debe ser ‘’a la mierda’’, haciendo referencia al icónico ‘’barco ruso vete a la mierda’’.
- Preguntar dónde está la sede más cercana de MONOBANK, un banco online ucraniano que no tiene sedes en oficinas físicas. Por lo que si alguien dice conocer la ubicación probablemente no sea de allí.
En las calles, haciendo referencia a estas triquiñuelas aplicadas por la defensa popular, encontramos un cartel que ironiza al respecto y agradece el servicio a la comunidad de estas organizaciones, con la foto de un meme. Las generaciones más jóvenes de propagandistas también tienen su voz en esta batalla.
La denigración de símbolos contrarios
El águila de dos cabezas del escudo de armas de Rusia es, sin lugar a dudas, uno de los símbolos más reconocibles del país. Es precisamente por esta razón que desde la óptica propagandística ucraniana se opte por vilipendiarlo. En un transformador de luz encontramos una pequeña pegatina en la que vemos el águila de dos cabezas representada como una especie de águila desplumada, con sus facciones caricaturizadas, sobre la cual se cierne un signo de prohibición con los colores de la bandera ucraniana. Además, se puede leer la expresión ‘’muerte al enemigo’’, escrita en ucraniano.
Apelando al antonov, uno de los símbolos más importantes
En varias calles de Lviv es posible encontrar un cartel en el que se lee ‘’Rusia destruyó nuestro viejo sueño, pero construiremos otro’’, mientras vemos una foto del Antonov AN-225, un avión de transporte. Este avión fue destruido a finales de febrero por el ejército ruso, infligiendo un golpe simbólico de considerable enormidad a Ucrania. El Antonov no es un símbolo que se haya romantizado, pues es algo plausible: era el avión más grande del mundo y lo habían ideado los ucranianos. Este tipo de símbolos son muy importantes pues dan cierta realidad a todo el misticismo y romanticismo que rodea a la propaganda, dejando constancia de algo que es real y a lo que es fácil recurrir con finalidades propagandísticas.
La destrucción de este, siendo un golpe duro para los ucranianos, se proyecta hacia un optimismo, pues se augura una reconstrucción, como si se tratara de la misma ave fénix resurgiendo de sus cenizas. Esto pretende transmitir a la sociedad que la rendición tras un golpe duro no es la solución, que ‘’si un día construimos semejante hito, lo volveremos a hacer’’. Apelando al resurgimiento tras los continuos ataques y destrucción rusa.
La reiteración de la bandera
Llegamos al elemento más reproducido de todos, la bandera ucraniana. Las banderas son los símbolos que encabezan el contenido simbólico de las naciones. En la Ucrania actual encontramos una mayor uso de la bandera que en otros tiempos. En países en conflicto constante se tiende a hacer un uso mucho más extendido de la bandera que en países que no lo están. La reafirmación de las identidades cuando están ‘’en peligro’’ es algo muy común. En el caso de Ucrania, cabe añadir que era bastante usual ver banderas antes de la guerra, pues encontramos un nacionalismo bastante exacerbado, producido por el ya constante choque con Rusia y por el hecho de ser una nación que se encontraba en su ‘’renacimiento’’, después de formar parte de un estado aún mayor (URSS). Sin embargo, parece que ahora se ha fortalecido esta práctica.
En Lviv vemos una gran cantidad de banderas ucranianas: en los retrovisores interiores y en los capós de los coches, en los escaparates de las tiendas, en las ventanas, en las armas, en las mochilas de esos que se van… Mostrar la bandera y llevarla consigo es una forma de participar en la causa, de aportar un grano de arena o de colaborar con la defensa del país en el aspecto simbólico. Una forma de transmitir un apoyo, de concienciar a los demás de la situación excepcional que atraviesa el país.
Esto solo es el principio
Este mes ha comenzado uno de los períodos más oscuros de la historia de Ucrania, inmersa en un conflicto cuya duración es aún una incógnita. Algo que debemos recordar en estos tiempos, sin embargo, es que la invasión ha sido provocada por el Gobierno ruso y no por Fyodor Dostoyevski, ni la tienda de alimentación rusa de nuestro vecindario, ni por los deportistas y atletas del mismo país. No dejemos que una respuesta hacia una invasión desproporcionada sea el reaccionismo contra la cultura rusa y sus ciudadanos, que también están pagando muy caras las consecuencias del conflicto armado.
La contienda va a marcar un antes y un después en la historia contemporánea. Quién sabe qué va a ser de Lviv de aquí unas semanas. ¿Correrá el mismo destino que Kharkiv, Kiev o Kherson? ¿Se librará de los combates por un alto al fuego? La respuesta es muy complicada, pero hay algo muy claro: las calles de la ciudad están cada vez más llenas de personas que acompañan armas con sed de venganza que será muy difícil de apaciguar con un cese de las hostilidades. La maquinaria propagandística, además, es cada vez mayor y alimenta a una sociedad que, sumida en un momento de crisis y tensión, compra con facilidad cualquier discurso identitario nacionalista
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