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Wagner desembarca en Mozambique: insurgencia en Cabo Delgado

La influencia a nivel mundial es algo indispensable para la supervivencia de los estados y para ello utilizan todos los recursos que tienen a su alcance. La Federación Rusa ha convertido las empresas de seguridad (PMC por sus siglas en inglés) en una de las piedras angulares de su política exterior. Las empresas de seguridad se dedican a numerosas tareas como protección a objetivos y personas de interés, apoyo, asesoramiento etc. Wagner centra sus esfuerzos en el apoyo militar y asegurar la supervivencia de estados leales al Kremlin.

Actualmente la empresa de seguridad privada Wagner es una de las más famosas del mundo a pesar de la escasa información sobre ella. Se cree que la compañía está dirigida por Yevgeny Prigozhin, apodado “El cocinero del Kremlin”. Prigozhin ha escalado en la jerarquía de Moscú hasta convertirse en uno de los hombres de mayor confianza de Putin y una pieza clave en la política exterior rusa, tanto por las actividades de la compañía como por su ejecito de “trolls” que divulgan información difamatoria de candidatos presidenciales extranjeros que van en contra de los intereses rusos. El Kremlin nunca ha realizado declaraciones que confirmen o desmientan dicha creencia. Wagner se acaba convirtiendo en una herramienta muy útil en las situaciones en las que el despliegue del ejército regular supondría un aumento de las tensiones o cuando no sea conveniente posicionarse en un conflicto.

Mercenario de la compañia Wagner en Siria (via El Confidencial)

Actualmente Wagner está desplegada en Ucrania, Siria, Libia, República Centroafricana, Sudán y existen rumores de su presencia en Burundi y Venezuela. A finales de 2017 se empieza a reportar la predisposición de Wagner a enviar tropas a suelo sudanés, aprovechando las buenas relaciones entre los dos países para una futura expansión al sur del continente. La compañía Wagner centra sus actividades sobre todo en el apoyo militar y en la reconstrucción de capacidades estatales de gobiernos en crisis, como el mozambiqueño o el sudanés. Sus intervenciones en suelo africano no han estado exentas de polémica. En 2018 tres periodistas que investigaban las actuaciones de Wagner en Republica Centroafricana fueron asesinados y la empresa fue acusada de estar involucrada, algo sobre lo que no se ha pronunciado hasta el momento. Este halo de misterio que envuelve a la compañía y sus actuaciones es una constante y lo poco que se sabe de ella es mediante fuentes anónimas y fotografías tomadas en un descuido.

Mercenarios rusos de la compañia Wagner (via CNN)

Desde agosto de 2019 se ha reportado la presencia de esta empresa de seguridad rusa en territorio de Mozambique. Esta República es un país rico en recursos naturales. En esta misma área confluyen grupos yihadistas, concretamente en la provincia de Cabo Delgado. En octubre de 2017 se empezaron a registrar las actividades de estos grupos con pequeños ataques aislados. Desde ese momento su actividad se ha ido incrementando tanto en sofisticación como en magnitud, hasta suponer un grave problema, tanto para el propio país como para los de su alrededor, causando miles de muertos y desplazados. El yihadismo también afecta a las relaciones internacionales de Mozambique ya que amenaza con ralentizar las inversiones en los sectores energéticos, de los que su economía es muy dependiente. El gobierno de Maputo ha tratado de atajar el problema endureciendo las penas de terrorismo, pero estas no resultan ser efectivas. Al mismo tiempo, se desplegaron efectivos militares y se firmaron convenios con otros países africanos con tal de prevenir los ataques, pero debido a la vasta extensión del país esto no resulta eficaz.

A pesar de los esfuerzos, el fenómeno del yihadismo no paraba de aumentar. Por este motivo el gobierno mozambiqueño pidió ayuda a empresas de seguridad privadas fuera de África. A esta llamada destacan dos respuestas, una por parte de la empresa de seguridad norteamericana L6G, y otra de la empresa de seguridad rusa Wagner. La empresa norteamericana ofreció derrotar a los grupos terroristas en el plazo de tres meses, a cambio de una porción importante de los futuros ingresos petroleros y de gas que entrarán en el país a partir de 2023. El ejecutivo mozambiqueño acabó contratando a la empresa de seguridad rusa, famosa por sus actuaciones en el Donbass ucraniano, Libia y Siria.

Ataque de la insurgencia isalmista en la provincia de Cabo Delado

La historia de las relaciones entre Rusia y Mozambique se remonta a la época de la Unión Soviética y en los últimos años ha tomado especial relevancia. Solo en este año Rusia ha proporcionado una importante ayuda tras el paso del ciclón Idai y ha condonado el 95% de la deuda que el país africano mantenía con el gigante ruso. En junio de 2017 ambos países firmaron un acuerdo de cooperación militar por el que Rusia se compromete al envío de material militar, como helicópteros MI-17, así como equipos de entrenamiento y asesoramiento. Los acuerdos entre los dos países no terminaron en ese año, pues en agosto de 2018 el presidente mozambiqueño voló a Rusia para reunirse con Putin, y los dos mandatarios firmaron importantes acuerdos de energía y seguridad. Según los reportes del diario The Times, los militares rusos habrían sido desplegados en septiembre de ese mismo año y se unieron a los cuerpos de seguridad nacionales en incursiones y patrullas conjuntas, ya que la intervención de la Wagner entraba de manera innegociable dentro del paquete de acuerdos en materia de seguridad. Los servicios de la empresa Wagner suele ir incluidos como parte indivisible de los acuerdos de seguridad del Kremlin, sin que la otra parte que firma los acuerdos tenga alternativa. Estas afirmaciones han sido desmentidas por el gobierno ruso, que alega seguir la situación en África de manera detenida pero sin intervenir militarmente. El ejecutivo mozambiqueño alegó que Rusia solo había proporcionado la ayuda que estrictamente se encontraba estipulada en el asesoramiento militar.

Reunión entre los presidentes de Rusia y Mozambique ( Via Bloomberg)

A pesar de la experiencia de Wagner en otros países, se ha puesto en duda la efectividad de las actuaciones de la empresa de seguridad en el territorio, ya que no poseen un profundo conocimiento del terreno ni de la política nacional. Hasta el momento, Wagner se había especializado en países europeos y de Oriente Medio, con unas mecánicas diferentes a los países africanos. La región de Cabo Delgado, donde se concentra la insurgencia islamista es una zona boscosa en la que la tecnología que hasta el momento ha utilizado la empresa de seguridad rusa queda inutilizada.

Un informe del Moscow Times mencionaba que el grupo Wagner había tenido problemas en su despliegue por la falta de infraestructura, como por ejemplo la imposibilidad de desplegar drones, al no poder usarse en este tipo de terreno. Desde los primeros reportes del despliegue de Wagner han tenido lugar numerosas noticias sobre muertes de mercenarios rusos en misiones contra grupos terroristas, a pesar de que el gobierno insista en que las labores son meramente de asesoramiento. Cabo Delgado es una de las zonas más desfavorecida de Mozambique, en la que hay una estructura de comunicaciones bastante precaria y un paisaje boscoso que la convierte en un lugar ideal para las emboscadas de los insurgentes islamistas, que poseen un conocimiento del terreno mucho más profundo. Los medios técnicos con los que cuenta la empresa Wagner no están preparados para una zona como ésa, ya que anteriormente no han desplegado sus efectivos en teatros similares. Como ejemplo, tenemos el fallido despliegue de drones, que no resultaron efectivos para los reconocimientos aéreos, además de la práctica inexistencia de zonas para su despliegue y aterrizaje.

En noviembre de 2019 The Times informaba de operaciones fallidas que habían costado la vida a diez mercenarios y habían hecho retroceder a la empresa de seguridad rusa. Estas muertes no quedan registradas como parte de las fuerzas de seguridad rusas, por lo que ayuda a que Rusia mantenga intacta su imagen militar exterior. Las relaciones entre Wagner y los grupos de seguridad nacionales han comenzado a deteriorase ya que han perdido su confianza. Esto se puede comprobar en que las patrullas conjuntas prácticamente han dejado de existir. Los problemas de confianza y coordinación con las fuerzas regulares del propio país son un problema común en las actuaciones de Wagner. En los cinco meses que Wagner lleva desplegada en el país no se han conseguido mejoras significativas en la lucha contra el terrorismo, ya que los ataques no cesan y las fuerzas de seguridad mozambiqueñas pierden efectivos semanalmente.

La llegada de la empresa de seguridad privada Wagner a Mozambique ha supuesto un incremento de la influencia rusa en el país. Los mercenarios fueron recibidos como la solución definitiva al terrorismo que castiga el norte del país. Sin embargo, los resultados no están siendo los esperados, lo que influenciará las futuras relaciones entre los países.

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