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Somalilandia: el sueño de la Gran Somalia cada vez más lejos

Somalilandia, la división de la Gran Somalia

La República de Somalilandia, situada geográficamente en el Cuerno de África, limita con los estados de Yibuti, Etiopía y el Estado de Puntlandia de Somalia, es un estado autoproclamado autónomo de este último país. Oficialmente, no es reconocida por la comunidad internacional pero, de facto, actúa como un país independiente desde 1991, año de su independencia de su vecino somalí. Cuenta con una posición estratégica con vistas al Golfo de Adén y cerca del estrecho de Bab-el Mandeb, entrada natural al Mar Rojo y punto clave del comercio mundial.

Este pequeño enclave oriental africano, funciona desde hace casi treinta años de forma independiente, con un sistema electoral bien definido en el que participan diversos partidos y considerado un ejemplo para el resto del continente. Cuenta también con una moneda y un ejército propio y una estabilidad social y política impensables a día de hoy en Somalia, el estado al cual pertenecen oficialmente. Aún todo esto, los organismos internacionales se niegan a día de hoy a reconocerlo como un Estado soberano.

Camino hacia el reconocimiento como Estado soberano

El motivo de su no reconocimiento ha sido fuente de diversas interpretaciones. La más repetida entre los países africanos es el hecho de que en la carta fundacional de la Organización para la Unidad Africana, hoy Unión Africana, se incluía  que las fronteras coloniales debían ser respetadas tal como se encontraban en el momento de las independencias para evitar futuros conflictos secesionistas. Sin embargo, este organismo ya ha roto este compromiso en al menos tres ocasiones, con la creación de los Estados de la República Árabe Saharaui Democrática, de Eritrea y de Sudán del Sur. Esto hace pensar también en otros motivos como las pocas reservas conocidas hasta el momento de este país en minerales e hidrocarburos.

Sin embargo, esta situación está empezando a cambiar. Hasta el momento, la comunidad internacional al completo reconoce la unidad total del territorio de la República de Somalia pero en  los últimos años son varios los países que han establecido relaciones con el Estado autónomo de Somalilandia. Países como Etiopía o los Emiratos Árabes Unidos han firmado acuerdos en materia de infraestructuras y varios países como Turquía  o el Reino Unido cuentan con oficinas de representación diplomática en Hargeisa. Este último, tal como revelaron los cables de Wikileaks, llegó a plantearse su reconocimiento como Estado.

Todos estos pasos acercan a este estado autónomo hacia la plena soberanía y son contestados con severas críticas por Somalia. El año pasado, el país somalí rompió relaciones diplomáticas con Guinea Conakry por invitar al Ministro de Asuntos Exteriores de Somalilandia en viaje oficial, y la insinuación del gobierno keniano de considerarla como un país ha despertado unas airadas protestas que no han hecho más que enrarecer unas relaciones ya de por si tensas.  Recientemente, un representante de alto nivel de Somalilandia fue recibido con honores por la presidenta de Taiwan, Tsai-Ing Wen, siendo el enésimo país con el que entabla relaciones diplomáticas.

Del “pansomalismo” a la independencia

El origen del conflicto en esta región africana hay que situarlo, como tantas otras veces en el continente, en la ocupación colonial. Desde finales del siglo XIX, empezó a surgir en la zona del Cuerno de África el objetivo de unir a todos los pueblos de etnia somalí en una sola nación. El concepto de “pansomalismo” basará sus objetivos en la creación de una Gran Somalia y servirá como nexo para la defensa conjunta ante las ansias expansión europeas. servirá de ariete para la defensa del territorio de las ansias de expansión europeas.

Mapa de lo que se consideraba la Gran Somalia
Mapa de la población somalí en el Cuerno de África y de lo que se considera la Gran Somalia.

No sin resistencia, los franceses se establecerán en el actual Yibuti fundando la conocida como Somalia francesa, el Imperio Británico creará un protectorado en el actual Somalilandia, a partir de entonces Somalilandia británica, y, los italianos ocuparán las actuales Somalia y Puntlandia y establecerán su capital en Mogadiscio. Solo el territorio de Ogadén, gobernado por Etiopía, se salvó de la colonización europea. Estas cuatro zonas junto con algunos territorios en Kenia forman en el imaginario somalí lo que se conoce como las “cinco Somalias”, que en la actualidad representan cada una de las puntas de la bandera.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el régimen de Benito Mussolini se decidió a aumentar sus posesiones en el África oriental con la conquista de Somalilandia y la inclusión de Ogadén tras la invasión de Etiopía. Tras esto, todos los territorios de mayoría étnica somalí excepto la Somalia francesa, quedaría unidos bajo administración italiana. Sin embargo, esto durará poco. Los británicos ocuparán la Somalia italiana y la administrarán hasta que, en 1949, pasará a ser territorio del Consejo de Administración Fiduciaria de las Naciones Unidas, pero gobernada en la práctica por Italia.

En los años posteriores, se recuperarán con vehemencia las ideas de unidad territorial y surgirán organismos como el Movimiento Nacional Pansomalí. En este contexto, el 1 de julio de 1960, la actual Somalia declarará su independencia, para, tras cinco días como país independiente, conseguir su ansiada unión con la Somalilandia británica. Desde entonces, se sucederán los intentos somalíes por integrar en un mismo estado otros territorios pertenecientes a otros países como Kenia, Djibouti o Etiopia, lo que será el casus belli para futuras guerras.

En 1969, Mohamed Siad Barre se hará con el poder en la República de Somalia tras un golpe de Estado. Instaurará un sistema autocrático de partido único inspirado en el maoismo y en un principio contará con el respaldo de la Unión Soviética. Tras unos primeros años de prosperidad económica, el régimen de Barre si vio envuelto en el conflicto de intereses de la Guerra Fría. En 1997 decide invadir Etiopía, en esos años también bajo un régimen socialista, perdiendo el apoyo de la URSS y lanzando a Somalia en manos de Estados Unidos.

 

Fotografía en blanco y negro de Mohamed Siad Barre con uniforme militar
Ex presidente de Somalia, Mohamed Siad Barre. Considerado su gobierno como uno de los causantes de la independencia de Somalilandia.

Las dificultades económicas provocadas por la guerra, unidas a la represión generalizada del régimen, provocaron la creación de multitud de milicias locales, en la mayoría de casos formadas por un único clan, que, sobretodo en el norte, empezaran exigiendo más autonomía para convertirse pronto en una auténtica insurrección. En 1991 conseguirán entrar en Mogadiscio y derrocar a Barre.  La heterogeneidad de los distintos clanes y los diversos intereses de los “señores de la guerra” provocaron la desintegración del país y darán inicio a una guerra Civil que aún no se da por finalizada. Cada clan creará desde entonces su propia área de influencia con su propia legislación creando una caótica situación que llevará a la comunidad internacional a considerar a Somalia como un Estado fallido.

Independencia y estabilidad social

En mayo de 1991, Somalilandia se declara unilateralmente como un Estado independiente, poniendo fin a una unión de 30 años con Somalia. El bombardeo y la devastación provocada en Hargeisa en 1987 por el régimen de Barre fue la gota que alejó de forma casi definitiva los caminos de ambos países. Mientras la ya vecina Somalia se dividía en multitud de estados autónomos, Somalilandia conseguiría crear un Estado relativamente estable. Desde entonces se han celebrado diversas elecciones que han contado con la presencia de observadores internacionales que no han dudado en calificarlas de ejemplares.

Somalilandia consiguió superar las rencillas e intereses de los diversos subclanes y unirse bajo el mando de la tribu mayoritaria, los Isaaq. Estos, habían sido masacrados anteriormente por el gobierno de Barre en lo que muchos consideran como un genocidio y que llegó a provocar el asesinato de entre cien y doscientas mil personas. El desamparo al que se vieron sometidos creó en ellos un sentimiento de unidad que traspasará el sentimiento étnico como somalíes y conseguirá la supeditación de su red  de clanes clánica a una organización estatal superior. El gobierno se convierte en una especie de coalición de clanes que comparten el poder y que es asesorado y controlado por un Consejo de Sabios, conocido como Guurti.

Su población, de unos 3,5 millones de habitantes, es en su mayoría nómada y dependiente en gran medida del sector primario, especialmente de la ganadería. Destaca especialmente en la cría de dromedarios y camellos, siendo uno de los principales exportadores mundiales. La leche de camella de Somalilandia es muy apreciada en los países de la Península Arábiga. La agricultura, en cambio, se ve sometida a continuos vaivenes provocados por las frecuentes sequías en la región. Las prospecciones petroleras de hace unos años en su litoral predijeron la posible existencia de grandes betas de hidrocarburos en su subsuelo, siendo des de entonces otro motivo de disputa con Somalia la delimitación marítima de su territorio.

Para su economía, juega un papel crucial el histórico puerto de Berbera. Este puerto, cercano a la estratégica ruta del Mar Rojo es administrado por el holding DP  World, propiedad del Estado de Dubai de los Emiratos Árabes Unidos. Además sirve de puerto para su vecina Etiopía, que no dispone de salida al mar y con la que mantiene un corredor comercial. Las divisas de su población en el extranjero y un creciente turismo son otras fuentes fundamentales de ingresos. Sin embargo, el crecimiento de su economía se ve frustrado al no ser considerado el chelín somalilandés como una moneda oficial, y, por tanto, no disponer de una tasa de cambio con el resto de monedas internacionales.

Esta aparente estabilidad económica, aun que considerado como un país pobre, tiene también su reflejo en la estabilidad social. Su aparente estabilidad económica tiene también su reflejo en la inexistencia de grandes conflictos sociales. El movimiento yihadista Al-Shabab, que en 2012 jura lealtad a Al-Qaeda, participa en el caos interno de Somalia con atentados regulares y llegando a controlar hasta hace poco amplias zonas de la capital, Mogadiscio. En cambio, Somalilandia, no ha reportado ataques terroristas de este grupo dentro de sus fronteras. La religión musulmana, profesada por más de un 99% de la población, juega aquí un papel de cohesionador social.

Quizás los conflictos más notables a los que tiene que hacer frente Somalilandia son con la vecina Puntlandia. Este Estado, dominado por el clan Darood y autoproclamado autónomo en 1998 aprovechando la fragmentación territorial de Somalia, formó parte, al contrario que Somalilandia, de la Somalia italiana, y su intención no es la independencia y el reconocimiento internacional, sino gobernarse de forma autónoma dentro de una Somalia federal. Las provincias de Sool, Sanaag y Cayn forman parte administrativamente de Somalilandia pero la mayoría de la población pertenece al clan Darood y no desea su separación de Mogadiscio. Esto es la causa de recurrentes enfrentamientos fronterizos como los que en 2018 dejaron una treintena de muertos.

Mapa de Somalia

La independencia de Somalilandia, un hecho incuestionable

En mayo de este mismo año, los gobiernos de Somalilandia y de Somalia volvieron a entablar conversaciones tras casi treinta años sin hacerlo. El gobierno de Yibuti consiguió sentar en una misma mesa al presidente de Somalia, Mohamed Abdullahi, conocido como “Farmajo”, y al líder de Somalilandia, Musa Bihi Abdi. A esta cumbre, acudieron también el presidente etíope Abiy Ahmed y observadores de la Unión Europea y la Unión Africana, que no dudaron en calificarla como un paso positivo e imprescindible para una paz duradera en la región.

Ambos presidentes, declararon estar dispuestos a entablar debates futuros y a comprometerse en la consecución de acuerdos. Sin embargo, las posiciones de ambos aún están lejos de encontrarse. Para Somalilandia, la única solución pasa por el total reconocimiento de su independencia alegando que de facto ya funciona así desde hace años, demostrando su compromiso con la paz y la reconciliación pero rechazando de lleno cualquier inclusión en algún tipo de sistema federalista que les una a Somalia. Esta, por lo pronto, se niega a reconocer sin condiciones la independencia de Somalilandia, pero, pasos como el de pedir disculpas por el bombardeo de Hargeisa en 1988, han sido considerados como una intención sincera de reconciliación.

Somalia, parece encontrarse actualmente comprometida en acabar con el desgobierno y el caos que reina en el país  des de la caída de Barre. La reciente retirada de Al-Shabab de Mogadiscio y el acuerdo entre el gobierno central y los diferentes líderes regionales para la celebración de elecciones en 2021 dibujan un futuro esperanzador para una población muy desgastada tras treinta años de inestabilidad y conflictos continuos. Aún así la independencia de Somalilandia parece ya un hecho incuestionable y la idea de la Gran Somalia se aleja cada vez más del imaginario colectivo.

 

 

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