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Las relaciones financieras entre España y Turquía: riesgos y beneficios en tiempos de incertidumbre

El 17 de noviembre de 2021 tuvo lugar la cumbre España-Turquía que se celebró en Ankara, siendo la primera vez en siete años que tiene lugar en territorio turco. Ambos países poseen unas relaciones más estrechas de lo que parece y éstas se desarrollan en varios ámbitos: desde el ocio hasta la industria de defensa, pero nos centraremos en una de las cuestiones que más importancia ha tenido en los últimos meses: las relaciones financieras.

Con la llegada al Gobierno por mayoría aplastante en las urnas del “Partido de Justicia y Desarrollo” (AKP por sus siglas en turco), en el año 2003, el nuevo primer ministro Erdogan empezó una política exterior más proactiva que la de los anteriores gobiernos. España no se quedó fuera de esta estrategia exterior y fue uno de los países que apoyaron la entrada de Turquía en la Unión Europea.

El presidente Erdogan en un mitín del Partido de Justicia y Desarrollo. Fuente: Anadolu Agency.

En un primer momento las relaciones económicas entre España y Turquía se basaban en comercio e industria, ya que el sector financiero español tenía reservas acerca de invertir en Turquía. A excepción del Banco Sabadell, ninguno de los grandes bancos españoles que hoy juegan un papel fundamental en el sistema financiero turco habían comenzado a invertir. Esto se debe a que entre 1980 y 1990 el comercio de Turquía se abrió al exterior, fundando empresas y financiándose con bancos que respetaban las normas islámicas. Este sector permanece con un cierto hermetismo hasta los años 2000. 

No obstante, la economía turca creció con rapidez, de acuerdo con los datos del ICEX: “Entre 2010 y 2016 la economía turca creció a una tasa media anual de 6,7%, ayudada por una política económica reformista, la modernización de las infraestructuras y del tejido productivo y la reorientación de la producción hacia una economía exportadora”. El crecimiento económico turco atrajo a muchos inversores extranjeros, incluidos los españoles, que decidieron apostar por el sector bancario.

Sector financiero turco

En el sistema financiero turco existen varias instituciones encargadas de regular la economía turca, pero las dos más importantes: el ministerio de Finanzas y el Banco Central de la República de Turquía (CBRT en inglés o TCBM en turco). 

Las funciones del Ministerio de Finanzas de Turquía se resumen en velar por el bienestar económico en general. La cuestión importante a tener en cuenta es la influencia que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ejerce sobre las mismas. El anterior ministro de finanzas, Berat Albayrak, es el yerno del presidente. Esto hacía que Erdogan tuviese un enorme poder en el ministerio. Una vez que Albayrak dimitió fue sustituido por otro hombre de confianza de Erdogan, también muy favorable a bajar los tipos de interés.

El Banco Central de Turquía tiene como misión “velar por la estabilidad del sistema financiero. Para ello toma medidas reguladoras con respecto a los mercados monetario y de divisas, así como el seguimiento de los mercados financieros”. Al mismo tiempo, Erdogan ejerce una importante influencia en el CBRT, pudiendo destituir a los gobernadores cada vez que estos no acatan sus órdenes. Desde 2020 la presidencia de la entidad ha sido ocupada por cuatro personas diferentes. El último gobernador, no obstante, como explica Reuters, “comparte la visión poco ortodoxa de Erdogan de que las altas tasas de interés pueden impulsar la inflación y podría revertir las subidas de tasas realizadas bajo Agbal”.

La actual crisis económica de Turquía tiene su origen en 2018. Han sido varias las causas del excesivo déficit de cuenta corriente, más importaciones que exportaciones, la inflación y el endeudamiento exterior. Toda esta situación no mejora debido a las políticas monetarias que aplica el ejecutivo. Las políticas financieras del gobierno de Ankara han sido definidas como “heterodoxas” y el actual mandatario turco se ha declarado un firme defensor de recortar los tipos de interés como medida para estimular la economía. El tipo de interés se puede definir de manera básica como el precio del dinero y se utiliza como índice para valorar la rentabilidad de los ahorros, inversiones y el coste de pedir un crédito e inversiones. La teoría económica clásica expone que para bajar la inflación y evitar la depreciación es necesario aumentar los tipos de interés. El gobierno de Erdogan hace todo lo contrario y se dan las previsibles consecuencias. Erdogan, define sus políticas económicas como “arriesgadas pero justas” y declara estar en contra de las tasas de intereses ya que, según él, favorecen la inflación. Actualmente, ninguno de los asesores del presidente se atreve a llevarle la contraria porque supondría el despido inmediato.

Sede del Banco Central de Turquía en Ankara. Fuente: Reuters

La economía turca es enormemente dependiente de las inversiones extranjeras y cada vez necesita más para continuar financiando sus actividades. Reducir los tipos de interés es una manera de hacer que las inversiones en Turquía resulten más atractivas, aumenten las exportaciones y se pueda dar una mejora en el consumo de productos nacionales. La bajada del valor del dinero es una de las políticas económicas más básicas: en España se utilizaba frecuentemente cuando había una crisis económica antes de que el país entrase en la zona euro. Sin embargo, tiene importantes consecuencias, como la inflación, pérdida del valor del salario y crisis económicas que inducen en una incertidumbre política.

El CBRT realiza devaluaciones periódicas con regularidad, a pesar de la oposición que despierta dentro de la institución. Cada vez que ocurre esta reducción la lira turca cae, arrastrando con ella a todo el sistema financiero y a los actores implicados en el mismo. La lira turca es la moneda oficial del país, convertible desde el año 1991. Es la moneda en la que se hacen las principales operaciones y de su valor depende todo el sistema financiero. La lira ha sufrido importantes inflaciones y deflaciones en los últimos años. La moneda se ha convertido en uno de los puntos más polémicos del sistema financiero del país. Las fluctuaciones de la moneda nacional se han prolongado durante años y los inversores desconfían de su estabilidad.

El problema se ha agravado con los años y la lira ha encadenado varios récords de mínimos en un mismo mes. Este récord a la baja se dio tras una nueva bajada de los tipos de interés y declaraciones del nuevo ministro de finanzas de que se continuará con esta política de recortes. El mercado de la moneda puede cambiar radicalmente con una declaración de un alto funcionario del gobierno de Ankara. En diciembre de 2021 la lira subió más de un 20% en apenas 24 horas cuando el presidente turco anunció que se compensarán las pérdidas sufridas por la devaluación de la moneda. Con esto se evitaba que se diesen conversiones a otras monedas que no se viesen afectadas por la inflación, aunque hay dudas de cómo financiará el gobierno turco esta medida.

En diciembre de 2021 llegaba a su mínimo histórico con 13 liras por dólar. En este momento Erdogan realizó una comparecencia en la que anunció que el gobierno intervendrá y compensará las pérdidas de los depósitos en liras si su valor frente a las monedas fuertes como el dólar cae por encima de las tasas de interés establecidas por los bancos. Esta fue una estrategia para respaldar a las moneda nacional y proteger los depósitos frente a las fluctuaciones del mercado. En consonancia con la pérdida de valor de la moneda nacional se encuentra la dolarización de los depósitos. El Fondo Monetario Internacional (FMI) advertía de esta tendencia en su informe sobre Turquía publicado el 11 de junio de 2021: “al mismo tiempo, el rápido crecimiento del crédito, liderado por los bancos estatales, y la alta inflación, socavaron la credibilidad de la política monetaria e impulsaron la dolarización de los depósitos. La presión resultante sobre la Lira contribuyó a grandes pérdidas de reservas”.

Los bancos españoles han invertido en una gran cantidad de activos en el sector financiero turco. Entre ellas se encuentran las inversiones de renta variable como pueden ser las acciones. Estas inversiones son muy sensibles a los cambios que se pueden dar en el mercado y cada vez que la lira baja, esta arrastra a las inversiones de los bancos españoles. No obstante, es el único activo que consigue batir a la inflación. Esto ocurre porque a largo plazo existe una alta correlación entre renta variable y crecimiento económico de un país. El hecho de que los bancos españoles inviertan en esta clase de productos deja entrever que tienen una estrategia a largo plazo, y las relaciones económicas entre ambos países continuarán. 

Al mismo tiempo, los bancos poseen actividades con la población, por lo que se realizan actividades financieras como otorgar créditos a particulares. Esto ha sido muy problemático ya que una de las políticas que se llevó a cabo era dar créditos de forma masiva para conseguir una política expansiva. A medida que se agravaba la crisis económica el número de impagos aumentaba, lo que se ha traducido en pérdidas millonarias para las entidades financieras.

Devaluaciones de la lira turca. Fuente: Bloomberg

Presencia de entidades españolas en el sector financiero turco

La implicación de los bancos españoles en Turquía se traduce en una fuerte exposición a los acontecimientos que ocurran en el país. De acuerdo con los datos del BIS (Banco Internacional de Pagos de Basilea), la banca española tiene una exposición de 72.200 millones de dólares, que supone una tercera parte de la exposición mundial en Turquía. Estos datos hacen palidecer la exposición de otros países europeos como Francia y Reino Unido, que cuentan con 33.671 millones de euros y 16.870 millones respectivamente.

Durante la primera década del siglo XXI, la economía turca creció con gran rapidez. Esto llamó la atención de inversores extranjeros que se especializaron en sectores concretos, como los inversores italianos en el sector textil o los franceses en la industria. Los inversores españoles vieron grandes oportunidades en el sector financiero del país del Bósforo y a lo largo de los años aumentaron su implicación.

Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA)

El Banco BBVA es la entidad más conocida en este ámbito, ya que es una de las más altas y que más riesgo conlleva. Actualmente el banco español está en posesión del 50% del banco turco Garanti Bank. Este último es el segundo mayor banco privado de Turquía y uno de los mayores prestamistas del país. Su extensión se puede observar en sus datos de operaciones: el banco turco declara que posee “15,8 millones de clientes con 18.522 empleados a través de una extensa red de distribución de 922 sucursales nacionales”. De acuerdo con su página web, cuenta con unos activos consolidados de casi 385 mil millones de liras turcas -84,3 mil millones de dólares estadounidenses-. 

De acuerdo con los últimos datos, la exposición del banco español es de 42.700 millones de liras turcas. Esta alta vinculación a la economía turca hace que sea muy susceptible a los cambios que se dan en la misma. Al mismo tiempo, una de las políticas que se han llevado a cabo en Turquía para estimular la economía ha sido la concesión masiva de créditos. A medida que la situación económica empeoraba se daban cada vez más situaciones de impago. El banco Garanti BBVA es uno de los mayores prestamistas de Turquía por lo que se vio seriamente perjudicado por esta crisis de impagos.

A pesar de estas cuestiones, en noviembre de 2021, el BBVA anunció su intención de adquirir la parte de Garantí que todavía no le pertenece.  El anuncio ha provocado la preocupación del Banco de España por el aumento de la exposición del banco. No obstante, ocurrió después de que fracasara su primera opción. Esta cuestión se planteó cuando la lira turca marcaba mínimos históricos por lo que sería relativamente barato y fácil para BBVA ejecutar esta estrategia. Sin embargo, en diciembre de 2021 la lira recuperaba una parte importante de su valor lo que haría que se recortasen los beneficios.

Banco Sabadell

El Banco Sabadell es una de las primeras instituciones que tuvo presencia en Turquía. Su primera sucursal data del año 2006 pero la institución declara que antes de eso llevaba 20 años operando en el país. La presencia del Sabadell en Turquía se da a través de la compra de deuda y la inversión en activos de renta variable a través de Sabadell Europa bolsa emergente y Sabadell Bonos Emergentes.

El banco es consciente de las problemáticas de Turquía como el alto déficit por cuenta corriente, la baja tasa de ahorro privado o la alta dependencia de inversiones externas. Así lo muestran en su página web de asesoramiento para invertir en Turquía. Al igual que los demás, los acontecimientos de Turquía han causado importantes consecuencias en la institución que ha visto cómo se generan importantes pérdidas.

Reunión entre los presidentes de España y Turquía. Fuente: la Moncloa.

Banco Popular

El Banco Popular ha sido uno de los bancos más importantes de España y fue comprado por el Banco Sabadell en 2017. A pesar de ser poco conocida su implicación en Turquía, ya que es relativamente reciente porque empezó en el año 2009, esta es muy importante. Su participación en Turquía mediante su fondo “Eurovalor Europa del Este” ha cobrado cada vez más relevancia en Turquía.

El Banco Popular ha firmado acuerdos con la agencia de comercio exterior turca, Invest in Turkey, con el fin de fomentar las exportaciones y las importaciones. Este acuerdo le permitirá al banco español aumentar las relaciones financieras con los bancos turcos. En la inauguración de su primera sede en España, el director de Banca Internacional del Banco Popular señaló: “un mercado estratégico para las empresas españolas y también para Banco Popular. El Banco sigue la estela de otros como el BBVA y en 2012 presentó un incremento del crédito de entre un 15% y un 18%.”

Consecuencias de la implicación española

La implicación de España en el sector financiero turco es muy profunda y diversificada. Esta realidad trae consigo una serie de ventajas y desventajas que tienen importantes consecuencias para las relaciones bilaterales. Durante la cumbre entre España y Turquía del pasado noviembre de 2021 ambos presidentes ensalzaron la necesidad de aumentar la cooperación bilateral para que haya una recuperación económica. Madrid no solo posee intereses económicos financieros en Turquía, y el gobierno español pretende utilizar la estrecha relación financiera para abrir las puertas de la cooperación a otros ámbitos como el militar. Al mismo tiempo, Ankara necesita aumentar sus inversiones extranjeras por lo que este aumento de la participación española en la economía turca es bien recibido.

Sin embargo, las instituciones económicas españolas son conscientes de la delicada situación en la que se encuentra Turquía. El Banco de España señala que la economía turca se enfrenta a una serie de retos, entre los que destacan la elevada inflación, las bajas reservas de divisas, la creciente dolarización de los depósitos, las elevadas necesidades de financiación exterior y el significativo endeudamiento en divisas de las empresas no financieras con los bancos turcos. 

La exposición de la banca española se da también en el ámbito crediticio, ya que el Banco Internacional de Pagos de Basilea calcula la exposición en 16.800 millones, que constituye el triple que otros países como Francia, y las garantías o compromisos de crédito suman 19.000 millones, lo que suma una mayor exposición a futuro.

Las reservas de Turquía son otra de las grandes cuestiones dado que las instituciones turcas han gastado miles de millones durante meses para tratar de estabilizar la lira, lo que unido a la pandemia de COVID-19 hace que estas se hayan reducido considerablemente. Sin embargo, en diciembre de 2020  Erdogan anunció que en caso de la excesiva devaluación de la lira, el gobierno compensará la diferencia. Esto consiguió que la moneda turca dejase de caer sin control y se recuperara, lo que beneficia a la banca española. Aún así, existen dudas sobre si el gobierno tiene reservas para hacer frente a esta promesa y hay preocupación sobre la especulación monetaria que podría formarse.

Los intereses de las entidades españoles están a merced de los acontecimientos que ocurran en Turquía. La economía del país del Bósforo se encuentra actualmente en una situación delicada que ha arrastrado a la banca española y le ha supuesto importantes pérdidas. En los últimos meses se ha dado una recuperación de la lira turca que ha supuesto una tregua a la complicada situación económica. En los próximos meses podremos observar si se consolida esta mejora.

 

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