Escrito por José Ignacio Contreras Valcárcel
Primera parte – Segunda parte
-La batalla por Basora
El año 1984 y cuarto de conflicto comenzó con el ataque iraní sobre Basora, segunda ciudad más grande de Irak. Saddam no había enviado refuerzos a la ciudad, convencido de que las marismas y pantanos de la zona frenarían el avance iraní. Sin embargo, Irán logró cruzar la barrera natural por medio de lanchas rápidas y desplegando sus fuerzas tras las líneas enemigas mediante helicópteros.
No obstante, pese a la penetración iraní, Irak se defendió a toda costa, y en un solo día, la Fuerza Aérea de Irak destruyó 49 de los 50 helicópteros iraníes en combate. En su empeño desesperado por frenar el avance persa, Irak llegó a desplegar cables eléctricos pelados en el agua de las marismas, electrocutando a numerosos soldados iraníes, así como verter petróleo en las aguas y luego prenderle fuego con bombas incendiarias, abrasando a las tropas enemigas.
Pese a ello, las tropas iraníes consiguieron salir de las marismas y adentrarse en territorio iraquí, pero ante la brutal defensa iraquí, que volvió a utilizar gas mostaza, se vieron obligados a retroceder, sufriendo unas 20.000 bajas.
Gracias a la ayuda externa, Irak logró reestructurar y recomponer su destrozada Fuerza Aérea, maltrecha tras las ofensivas iraníes. Incapaces de enviar una nueva ofensiva por tierra, los iraquíes decidieron poner en práctica estrategias distintas, encaminadas a destruir la capacidad económica y la moral iraní. Una de estas nuevas tácticas fue la “guerra de los petroleros”, mediante la cual Irak inició una serie de ataques contra el motor de la economía iraní: el petróleo. Por medio de cazas y helicópteros, las fuerzas de Saddam iniciaron una campaña de ataques contra pozos y buques petrolíferos, provocando cuantiosos daños a la economía iraní. En respuesta, las fuerzas de Jomeini emprendieron una campaña de ataques a buques petroleros kuwaitíes y saudíes, mediante los cuales Irak, privada de su acceso al mar, había comenzado a exportar su crudo. En última instancia, ambos bandos comenzaron a atacar barcos de países neutrales, en un intento de estrangular la principal fuente de exportaciones de los dos países.
Otra de esas tácticas fue la llamada “guerra de las ciudades”. En un intento por minar la moral iraní, Irak lanzó una campaña de bombardeos aéreos sobre objetivos civiles las ciudades iraníes, incluyendo la capital, Teherán, por lo que Irán lanzó su propia campaña de bombardeos sobre las ciudades iraquíes. Pese a los intentos de Saddam de destruir la economía y la moral de irán, la primera campaña de bombardeos, iniciada el 7 de febrero de 1984 y finalizada quince días después, se saldó con graves pérdidas para la Fuerza Aérea de Irak y la muerte de 1200 civiles iraníes.
-Nueva ofensiva iraní
Los iraníes volvieron a intentarlo en 1985 al norte de Qurna, a unos 70 kilómetros de Basora. Gracias a su superioridad demográfica, Jomeini logró movilizar a más de 160.000 hombres, y con una mayor planificación, Irán lanzó en marzo la operación Badr. Jomeini intentó de nuevo darle un significado de guerra santa: la operación se llamó en honor a la batalla de Badr (enfrentamiento en el año 624 en la que Mahoma logró salir victorioso según afirman, gracias a la ayuda divina), y en un discurso en abril, acusó a Saddam de intentar “devolver el Islam a la blasfema y el politeísmo”.
Las fuerzas iraníes lograron cruzar las marismas por medio de puentes prefabricados y llegaron a alcanzar la carretera que une Basora con Bagdad, logrando romper las líneas iraquíes. Pese a los avances iraníes y, beneficiándose de fotos satelitales estadounidenses, Irak contraatacó por medio de helicópteros y artillería. Además de ello, utilizó tuberías que bombearon agua del Tigris para inundar las trincheras iraníes, y volvió a utilizar gases tóxicos sobre las tropas enemigas. En un intento por desmoralizar a las tropas iraníes, la Fuerza Aérea de Irak reanudó la guerra de las ciudades. Las enormes pérdidas y el contraataque iraquí provocaron nuevamente la retirada iraní, que retrocedió hacia sus fronteras. Una vez más, un enfrentamiento terminaba con un balance de casi 30.000 muertos entre ambos bandos y con cambios territoriales nulos o mínimos. Las enormes pérdidas en ambos bandos por apenas un puñado de kilómetros motivaron la búsqueda de nuevas tácticas y armamentos que pudiesen reducir el elevado número de bajas, y fue en aquel año cuando comenzó la venta encubierta de armas a Irán por parte del que había sido su acérrimo enemigo: Estados Unidos.
Sin embargo, en febrero de 1986 y pese a los fracasos previos en las marismas, Irán lograba apuntarse un tanto al capturar la península de al-Faw, el único acceso al mar iraquí y enclave pobremente defendido ante la confianza iraquí de que los iraníes no serían capaces de cruzar el río Shatt-al-Arab. Con el fin de distraer no solo a los iraquíes, sino también a los satélites estadounidenses que suministraban fotografías a las fuerzas de Saddam, los iraníes realizaron maniobras de distracción movilizando grandes cantidades de camiones y soldados más al norte para que los iraquíes creyesen que atacarían por Basora. Superado el shock inicial, los iraquíes realizaron varios contraataques, pero sus intentos de recapturar el enclave fueron en vano, y fue tal el empeño que pusieron en la reconquista que incluso su 15ª División Acorazada fue completamente barrida. El revés sufrido por Saddam preocupó a las monarquías del Golfo, y en especial a Kuwait, que ante la presencia de tropas iraníes a apenas 15 kilómetros de su frontera, incrementó la ayuda militar a Irak.
Espoleada por la victoria, Irán decidió continuar con su ofensiva en el sur de Irak, y su siguiente objetivo fue Um al-Qasr, último puerto en poder de Irak y frontera con el emirato kuwaití. No obstante, la ofensiva se tuvo que detener ante la escasez de material y repuestos (no olvidemos que un porcentaje significativo de sus fuerzas blindadas eran tanques capturados a los iraquíes), por lo que, nuevamente, el frente se acabó estancando.
La pérdida de la península de al-Faw agravó todavía más la crisis del ejército iraquí. Convencidos de que la caída de Basora era cuestión de tiempo, los iraquíes decidieron lanzar, seis años después, una ofensiva sobre el territorio de Irán. El 15 de mayo, fuerzas iraquíes cruzaban la frontera, logrando capturar la ciudad fronteriza de Mehran, tras tres días de combates. Convencido de que esta victoria le colocaba en una posición más ventajosa, Saddam ofreció a Jomeini devolverles Mehran a cambio de la retirada de los iraníes de la península de al-Faw. El gobierno de Teherán rechazó la oferta, por lo que Saddam decidió arriesgarse más, impulsando una nueva ofensiva para penetrar lo máximo posible en el territorio de Irán. La nueva ofensiva resultó en un completo fracaso, y las fuerzas iraquíes fueron completamente derrotadas. Para el 3 de julio, los iraquíes habían sido expulsados de Mehran, y el contraataque del día siguiente fue tan desastroso que no solo fueron rechazados, sino que no pudieron evitar que las tropas enemigas penetrasen en Irak.
La situación era tan crítica que el partido gobernante en Irak, el Partido Baath, reconoció que su estrategia defensiva del país había fracasado. Si Irak lograba mantenerse todavía de pie, era gracias a la ayuda brindada por numerosos países del mundo, que continuaban suministrando armamento y material a los iraquíes para evitar a toda costa su caída. Con el fin de reemplazar las pérdidas humanas, Irak reclutó voluntarios en Egipto y Jordania, relajó los requisitos para alistarse en la Guardia Republicana e impulsó el reclutamiento en las Universidades.
-El escándalo Irán-Contra
El año 1979 supuso la pérdida de dos históricos aliados para los Estados Unidos: en febrero caía la monarquía del Sha Reza Pavlevi en Irán como resultado de meses de protestas masivas; por su parte, en julio, tras una guerra civil, Anastasio Somoza era derrocado en Nicaragua por la guerrilla marxista del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)
Como consecuencia de la Revolución Islámica y del asalto a la embajada estadounidense en Teherán y la toma del personal diplomático de la misma como rehenes, Estados Unidos rompió relaciones con Irán e impuso una serie de sanciones al Estado persa. Estas sanciones incluían la congelación de activos financieros y un embargo comercial y de armas, lo que supondrá un grave problema para Irán durante la guerra, ya que sus fuerzas armadas estaban equipadas con material británico y estadounidense, por lo que los iraníes no podían comprar nuevo equipamiento ni repuestos para sus vehículos y armas.
Por otro lado, Estados Unidos no estaba dispuesto a una nueva Cuba en América Central. Con el fin de desestabilizar el nuevo gobierno sandinista en Nicaragua, la CIA proveyó de financiación y armamento a las guerrillas opositoras al gobierno del FSLN, las llamadas Contras (abreviatura de Contrarrevolucionarios). Sin embargo, la aparición en la prensa de las acciones estadounidenses creó malestar en parte de la opinión pública norteamericana y entre algunos progresistas, como el demócrata Edward Boland, presidente del Comité de Inteligencia del Congreso. Boland consiguió, entre 1982 y 1984, la aprobación de tres enmiendas, conocidas como Enmiendas Boland, por la que se pasó de limitar la financiación de las Contras a directamente prohibirla. Sin embargo, eludiendo el mandato legislativo, Reagan ordenó al Consejo de Seguridad Nacional (NSC) que continuase con el apoyo a las Contras nicaragüenses. Inicialmente se buscó que el dinero para las Contras llegase a través de terceros países mediante una red de cuentas bancarias en Suiza (como Israel, Arabia Saudí o Taiwán; unos 10 millones de dólares donados por Sultán de Brunéi fueron depositados en la cuenta bancaria equivocada), así como por medio de donaciones privadas (utilizando el Fondo para los Refugiados Nicaragüenses). La red fue coordinada y dirigida por el teniente coronel Oliver North.
Mientras tanto, el consejero de Seguridad Nacional Robert McFarlane afirmó en una carta que “hay potenciales cambios políticos en Irán. La Unión Soviética está en una mejor posición (…) para beneficiarse de la lucha de poder que resulte en cambios en el régimen iraní. Estados Unidos debería animar a sus aliados occidentales y amigos a ayudar a Irán”. McFarlane generó oposición dentro del gobierno (Irán era parte de la lista de “países patrocinadores del terrorismo” desde 1984, pero recibió el apoyo del director de la CIA, William Casey. En 1985, durante la convalecencia de Reagan en el hospital por una operación quirúrgica, McFarlane le presentó su idea de financiar con armas “a un grupo opositor iraní que desea tener buenas relaciones con los Estados Unidos”. A cambio, este supuesto grupo opositor negociaría con la milicia chií Hezbollah la liberación de rehenes estadounidenses secuestrados en el Líbano. Reagan dio el visto bueno, afirmando que era “beneficioso intervenir en un país estratégico”. Las primeras armas (consistentes en misiles antitanque) fueron entregadas a Irán a través de Israel, que las envió por medio de un traficante de armas iraní y ex-miembro del servicio de inteligencia del Sha, Manucher Gorbanifar.
Pese a las advertencias de altos funcionarios del gobierno (como el secretario de Estado George Shultz) de que se estaba cometiendo una ilegalidad, Ronald Reagan continuó con el proceso. En diciembre de 1985 dimitió McFarlane para pasar más tiempo con su familia. Días después, North sugirió que la venta de armas la hiciese directamente Estados Unidos, sin intermediarios, y que los beneficios se utilizasen para financiar a las Contras nicaragüenses. Este primer envío se hizo en febrero de 1986, pero los rehenes en el Líbano siguieron sin ser liberados. North y McFarlane fueron personalmente a Teherán en secreto para pedir que Irán convenciese a Hezbollah de la liberación, liberación que fue lograda en julio, por lo que Estados Unidos mandó más misiles a Irán, en señal de agradecimiento.
El escándalo saltó en octubre de 1986, cuando un avión estadounidense que transportaba armas para las Contras fue derribado sobre Nicaragua. El único superviviente del aeroplano, Eugene Hasenfus, declaró en una rueda de prensa después de ser capturado por las autoridades nicaragüenses que el vuelo había sido fletado por la CIA y que los vuelos que suministraban armas a las Contras eran supervisados por esta agencia. En noviembre, la revista libanesa Ash-Shiraa publicó una filtración de un oficial de la Guardia Revolucionaria de Irán que afirmaba el envío de armas estadounidenses al país persa. La filtración fue confirmada por el gobierno iraní, y el escándalo fue tal que el propio Reagan tuvo que intervenir en televisión para justificar las acciones, despidiendo de su cargo a Oliver North. El escándalo se agrandó cuando se presentaron pruebas de que Estados Unidos financió también a las Contras por medio del tráfico de drogas, facilitando la entrada de cocaína en Estados Unidos a cambio de financiación para las guerrillas anti-sandinistas.
El escándalo supuso un enorme descrédito para el gobierno Estados Unidos, incluyendo para Reagan, que estaba en el pico de su popularidad cuando se descubrió la red. Se creó una comisión de investigación, la Comisión Tower, y se llevó a juicio a un gran número de altos cargos del gobierno estadounidense, pero no a Reagan. Sin embargo, pese a que se condenó a más de una decena de acusados, casi todos fueron indultados más tarde por George H. W. Bush (sucesor de Reagan en la presidencia de Estados Unidos y vicepresidente cuando estalló el escándalo) o no cumplieron sus penas, como Oliver North.
-La lucha continúa
Volviendo a los frentes, Irán lanzó la operación Karbala 4, con el objetivo de capturar la isla de Umm al-Rassas, en el río Shatt al-Arab, y avanzar hacia Basora. La defensa iraquí, consistente en cables pelados sumergidos en el agua, gases tóxicos, alambres de espino, artillería y minas, no pudo evitar que la isla cayera, pero sí provocar numerosas bajas en el enemigo iraní, que perdió 60.000 hombres. Las pérdidas iraníes fueron exageradas a propósito por los generales iraquíes para impresionar a Saddam, que dio orden de retirar fuerzas en la zona pensando que un nuevo ataque tardaría seis meses en llegar. Por ello, no es de extrañar que, cuando comenzó la operación Karbala 5, las fuerzas iraníes lograsen penetrar en territorio iraquí y capturar el este de la región de la segunda ciudad iraquí. La batalla fue brutal (se reportó que 175 buzos iraníes capturados fueron enterrados vivos por los iraquíes) y fue la más sangrienta de la guerra (por poner un ejemplo, no sobrevivió nadie de la 37ª Brigada Acorazada iraquí, y el comandante de la Guardia Revolucionaria Hussein Kharrazi murió en combate) y resultando en 85.000 bajas entre ambos bandos, y, de nuevo, en estancamiento. Irán intentó superar el estancamiento atacando al norte del país, en cooperación con la guerrilla kurda, pero fueron incapaces de asegurar su victoria.
En julio, Saddam lanzó el primer ataque químico sobre población civil: las Fuerzas Aéreas bombardearon el pueblo de Shardasht con gas mostaza, matando a 117 civiles y afectando a más de 5.000, lo que supuso un mazazo a la moral iraní.
El resto del año 1987 demostró el agotamiento que habían generado siete años de larga guerra. Mientras que entre 1980 y 1982 el alistamiento voluntario fue masivo en Irán, para 1987 el cansancio por la guerra era patente, por lo que fue necesario implantar el reclutamiento obligatorio, y la Guardia Revolucionaria tuvo que instalar controles de carretera para evitar que los jóvenes en edad de servir pudiesen huir y eludir ser llamados a filas.
En Irak se llegó incluso a decretar el entrenamiento de adolescentes en armas cortas en los institutos. Por su parte, el Consejo de Seguridad de la ONU emitió la resolución 598, pidiendo el cese de las hostilidades y el retorno a las fronteras anteriores a la guerra.
La economía iraní se hallaba en grave riesgo, ya que las enormes pérdidas de la guerra y los constantes ataques iraquíes a sus barcos e instalaciones petrolíferas en la “guerra de los petroleros” habían dejado su economía casi en bancarrota. En julio, ante la gravedad de la situación de los barcos petroleros en el golfo Pérsico, Estados Unidos lanzó la operación Earnest Will, destinada a escoltar los barcos petroleros fuera del golfo, y en el marco de dicha operación, en octubre tuvo lugar la operación Nimble Archer, mediante la cual la Marina estadounidense atacó dos plataformas petroleras iraníes en respuesta a su ataque a un barco kuwaití. Estas acciones hicieron temer a Irán que Estados Unidos entrase directamente en la guerra, y a empezar a ver la posibilidad de poner fin a la guerra.
-La guerra llega a su fin
Debido a la escasez de voluntarios para ir al frente en el enemigo y a la nueva y masiva llegada de armamento del extranjero, Irak se sintió preparada para lanzar una nueva ofensiva a inicios de 1988. En febrero lanzó la quinta y más brutal campaña de bombardeos de la “guerra de las ciudades”. El temor a un ataque químico en zonas civiles como había ocurrido en Shardasht desató el pánico en Irán: se calcula que un cuarto de la población de Teherán huyó de la ciudad por miedo a que la aviación iraquí lanzase gases tóxicos.
Irán respondió lanzando varios ataques al norte de Irak con ayuda de fuerzas kurdas, asestando un duro golpe a Irak, que perdió un área de más de 1000 kilómetros cuadrados y 4000 soldados, que fueron hechos prisioneros. La derrota fue tal que Saddam, furioso, mandó ejecutar a varios oficiales. Según el teniente general Hamdani, de la Guardia Republicana, para aquel entonces la ejecución de oficiales acusados de incompetencia se hacía directamente sin Consejo de Guerra y por orden o permiso directo de Saddam.
La ofensiva en el Kurdistán fue frenada, una vez más, gracias al uso de armas químicas por las fuerzas iraquíes. Sin embargo, el peor ataque químico no se daría contra fuerzas militares: el 16 de marzo, y en venganza por su ayuda a las tropas iraníes, las fuerzas iraquíes lanzaron un ataque con gases tóxicos sobre el pueblo kurdo de Halabja, resultando en una masacre de entre 3000 y 5000 civiles. Este trágico suceso marcaría el inicio del Anfal, una campaña destinada a acabar con la insurgencia kurda en Irak y que resultaría en la muerte de entre 50.000 y 100.000 kurdos según Human Rights Watchs. Esta campaña sería dirigida por Ali Hassan al-Majid, primo de Saddam, que sería conocido más tarde como “Alí el Químico”, y duraría hasta septiembre.
En abril Irak lograba recapturar la península de al-Faw, mientras que Estados Unidos lanzaba la operación Mantis Religiosa, provocando enormes pérdidas para la Marina iraní. Irán intentó lanzar un contraataque desesperado en junio, llegando incluso a bombardear el palacio de Saddam, pero fueron rechazados, y las tropas iraquíes penetraron de nuevo en Irán, esta vez ayudados por el grupo opositor MEK, capturando Mehran.
El mes de julio de 1988 resultaría decisivo. Saddam lanzó la operación Confiamos en Dios, obteniendo un enorme éxito. Fue tal desastre para las exhaustas tropas iraníes, que se calcula que Irán perdió durante aquellas operaciones más de la mitad de sus tanques, así como una gran cantidad de material difícil de reponer o reparar. Además, a inicios de aquel mes, el acorazado estadounidense USS Vincennes derribó por error el vuelo 655 de Iran Air, matando a todos sus ocupantes.
Saddam, ansioso por acabar la guerra, amenazó a Jomeini con una nueva ofensiva a gran escala y con ataques químicos a gran escala. El temor a ataques con gases tóxicos sobre las desprotegidas ciudades iraníes, sumada a la práctica desintegración de sus fuerzas y a la terrible situación económica hicieron que las voces favorables a acabar con la guerra aumentasen en el seno del régimen de Jomeini. A regañadientes, el Líder Supremo iraní aceptó y dio la orden de alto el fuego. Como él mismo diría en un mensaje radiado, aceptar el alto el fuego “ha sido como beber veneno”. El 20 de julio Irán aceptaba la resolución 598 del Consejo de Seguridad, aunque los combates continuaron con la operación Mersad, en la que el MEK, en colaboración con los iraquíes, lanzó una ofensiva para derribar a Jomeini, siendo derrotados en cinco días. Las últimas acciones el ataque a una fragata iraquí y el bombardeo químico de un pueblo iraní a principios de agosto. La resolución entró en vigor oficialmente el 8 de agosto, y la paz entre Irán e Irak retornó, finalmente y tras ocho años de conflicto, el 20 de agosto de 1988.
-Resultados
Ninguno de los bandos logró alcanzar alguno de sus objetivos después de ocho años de guerra: las fronteras permanecieron iguales que en 1980, no se implantó un Estado islámico en Irak, y ninguna rebelión logró derribar a Jomeini o a Saddam. La guerra Irán-Irak se convirtió en el conflicto más sangriento desde la Segunda Guerra Mundial, con un balance de un millón de muertos; más de medio millón de inválidos en Irán; ciudades y pueblos destruidos; pérdidas económicas en cada bando de más de 500.000 millones de dólares; un genocidio en el Kurdistán y dos economías destruidas.
Las pérdidas económicas fueron tales para Irak que, tres años más tarde, Saddam invadió Kuwait, acusando al emirato de robar petróleo iraquí. En esta ocasión, la comunidad internacional no solo no apoyó el ataque iraquí, sino que lo condenó y aprobó la intervención de una coalición militar liderada por Estados Unidos para expulsar a los iraquíes del emirato. La guerra del Golfo resultó un completo desastre para Saddam, cuyas fuerzas fueron barridas y expulsadas del país. La situación en Irak fue a peor durante la década de los noventa, con una rebelión chií infructuosa en 1991, así como durísimas sanciones internacionales que terminaron de destruir su economía y provocar una crisis humanitaria.
En 2003 Estados Unidos, al frente de una coalición internacional, invadía Irak, deponiendo al régimen de Saddam. Irónicamente, la invasión fue diseñada por el secretario de Defensa Donald Rumsfeld, quien 20 años antes se había reunido con Saddam para mostrar el apoyo estadounidense a Irak durante la guerra contra Irán. Perseguido por las tropas estadounidenses, Saddam fue capturado nueve meses después de su derrocamiento mientras se escondía en un zulo. Tres años más tarde, fue juzgado y ejecutado por sus crímenes durante su gobierno. En 2005, el nuevo gobierno iraquí resultante tras la invasión estadounidense pidió disculpas a Irán por la guerra.
Por su parte, Ruhollah Jomeini falleció un año después de acabar la guerra, en 1989. El país acometió un programa de reconstrucción de la economía nacional a lo largo de la década de los noventa. Sin embargo, su apoyo a grupos como Hezbollah y su voluntad de iniciar su propio programa nuclear le han acarreado múltiples sanciones internacionales. Tampoco ha abandonado su enemistad con los Estados Unidos, y aunque se alcanzó un acuerdo en las postimetrías del último mandato de Obama, la llegada de Trump a la Casa Blanca aumentó la tensión entre los dos países, teniendo su punto álgido a principios de 2020, cuando Estados Unidos asesinó al general Soleimani, de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria.
Pese a los terribles balances de la guerra y a las brutales tácticas utilizadas, que abarcaban desde oleadas humanas hasta el uso de gases tóxicos, pese a que ninguno de los bandos alcanzase sus objetivos después de ocho años de guerra, la paz dista mucho de llegar a Oriente Próximo. Como dice la escritora iraní Marjane Satrapi en su obra “Persépolis” (en el que se tratan la Revolución Islámica y la guerra con Irak), “mientras haya petróleo en Oriente Medio no habrá paz”.
-Bibliografía y referencias
“The Iran-Iraq war”, de Efraim Karsh
“Iran-Iraq war”, recuperado de https://resources.saylor.org/wwwresources/archived/site/wp-content/uploads/2011/08/HIST351-11.1.4-Iran-Iraq-War.pdf
“Irán-Irak. 5000 años de guerras”, recuperado de https://www.rtve.es/alacarta/videos/en-portada/portada-iran-irak-5000-anos-guerras/2146397/
“IN SUMMARY; Nicaragua Downs Plane and Survivor Implicates C.I.A” recuperado de https://www.nytimes.com/1986/10/12/weekinreview/in-summary-nicaragua-downs-plane-and-survivor-implicates-cia.html
“Iran at war: 1500 to 1988” de Kaveh Farrokh
The Contras, Cocaine, and Covert Operations, recuperado de https://nsarchive2.gwu.edu//NSAEBB/NSAEBB2/index.html#2
“Muqtada: Muqtada al-Sadr, the Shia Revival, and the Struggle for Iraq”, de Patrick Cockburn
“SADDAM’S GENERALS Perspectives of the Iran-Iraq War” de Kevin M. Woods
“Iraq’s Crime of Genocide: The Anfal Campaign against the Kurds”, recuperado de https://www.hrw.org/report/1994/05/01/iraqs-crime-genocide-anfal-campaign-against-kurds
“Anti-war protests reported in Iran”, recuperado de https://news.google.com/newspapers?nid=1345&dat=19850510&id=FloaAAAAIBAJ&sjid=XScEAAAAIBAJ&pg=7018,2528377
“Understanding the Iran-Contra Affairs”, recuperado de https://www.brown.edu/Research/Understanding_the_Iran_Contra_Affair/n-contrasus.php
Suscríbete y accede a los nuevos Artículos Exclusivos desde 3,99€
Si escoges nuestro plan DLG Premium anual tendrás también acceso a todos los seminarios de Descifrando la Guerra, incluyendo directos y grabaciones.
Apúntate a nuestra newsletter
Te enviaremos cada semana una selección de los artículos más destacados, para que no te pierdas nada.