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Finlandia y Suecia, ¿nuevo frente norte de la OTAN?

La invasión rusa de Ucrania parece que ha conseguido que la OTAN vuelva a encontrar su “razón de ser” en el mundo. De la “muerte cerebral” al “electroshock” parece que la Alianza Atlántica está más fuerte que nunca desde la caída de la URSS. En ese proceso nos encontramos con las solicitudes de adhesión de Suecia y Finlandia, un acontecimiento que podría inclinar la balanza a favor de la OTAN en el frente del Báltico, así como escalar la situación con Rusia.

El ministro de Exteriores de Finlandia, Pekka Haavisto, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y la ministra de Asuntos Exteriores de Suecia, Ann Linde, durante una rueda de prensa conjunta al final de una reunión en la sede de la OTAN en Bruselas.
El ministro de Exteriores de Finlandia, Pekka Haavisto, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y la ministra de Asuntos Exteriores de Suecia, Ann Linde, durante una rueda de prensa conjunta al final de una reunión en la sede de la OTAN en Bruselas. Fuente: EPA-EFE / Stephanie Lecocq

¿Suecia y Finlandia son neutrales?

Numerosos analistas arguyen que la invasión de Ucrania ha sido un error de Vladimir Putin ya que, entre otros motivos, ha conseguido que dos naciones neutrales como Suecia y Finlandia decidan incorporarse a la OTAN. Es preciso contestar esta afirmación. ¿Por qué? No puede decirse que sean neutrales. Primero de todo, ambos países pertenecen a la UE, un actor alineado con Estados Unidos, que en definitiva forma parte del llamado “bloque occidental”. Además, Estocolmo y Helsinki, a pesar de no pertenecer a la OTAN, son considerados como socios de la Alianza. Cabe destacar que dichos países han realizado ejercicios militares periódicos con ejércitos OTAN.

Suecia

Suecia, durante la Guerra Fría, era considerado un aliado de la OTAN y, por tanto, un adversario de Moscú. Por ejemplo, en la década de los ochenta, la armada sueca se batía regularmente en duelo con los submarinos soviéticos frente a la costa sueca y los helicópteros militares suecos lanzaban minas en las trincheras del Mar Báltico, donde sospechaban que se escondían barcos soviéticos en misiones de recopilación de inteligencia.

Recientemente, además, Estocolmo y Moscú han tenido tensiones importantes. Durante la crisis de Bielorrusia de 2020, Suecia elevó los niveles de alerta de sus tropas por primera vez desde 1991, incrementando de paso el despliegue militar en la estratégica isla de Gotland. Este movimiento también fue de una demostración de fuerza sueca tras un proceso de 5 años de remilitarización de la isla. El comandante de las Fuerzas Armadas Suecas, Jan Thörnqvist, afirmó que había una “amplia actividad militar en el Mar Báltico, llevada a cabo por actores rusos y occidentales, en una escala nunca vista desde la Guerra Fría”. Destacó que eran “tiempos de inestabilidad” y que se estaba produciendo un “deterioro de la seguridad en las cercanías de Suecia”.

Esta decisión y declaraciones se produjeron después de que Rusia llevara a cabo diversos ejercicios militares en el Báltico y Kaliningrado. Además, Bielorrusia y Polonia también llevarían a cabo ejercicios militares que, aunque rutinarios, en el contexto de la crisis de Bielorrusia provocó que saltaran algunas alarmas. Más allá de eso, Estocolmo denunciaría en varias ocasiones a Moscú por supuestas violaciones de su espacio aéreo y marítimo.

Meses después, Suecia anunciaría el incremento en un 40% del gasto militar para los próximos cinco años, duplicando el número de reclutas para sus fuerzas armadas, que pasarían de 60.000 efectivos a 90.000. Estocolmo argumentaría que la situación geopolítica había cambiado debido a que Rusia estaba dispuesta a usar “medios militares para conseguir sus objetivos políticos”.

Finlandia

El caso finlandés es distinto al sueco. Cabe recordar que Finlandia y la Unión Soviética libraron la Guerra de Invierno y la de continuación, para posteriormente continuar los combates en el marco de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, tras esos años de guerra, se produciría la “finlandización”, un término peyorativo que define la neutralidad de Finlandia con el objetivo de no “perturbar” a la Unión Soviética.

Tras la caída de la URSS, Finlandia y Rusia mantuvieron unas buenas relaciones, tanto en el terreno económico como cultural y diplomático. De hecho, Helsinki siempre ha mantenido los canales abiertos con Moscú, antes de la invasión en plena crisis preguerra, el Presidente de Finlandia Niinistö, fue el único jefe de Estado occidental que se vio con Vladimir Putin en meses, además de que ambos líderes mantenían llamadas telefónicas regulares.

Suecia y Finlandia deciden solicitar su adhesión a la OTAN

La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha hecho que Finlandia y Suecia opten por solicitar su adhesión a la OTAN. Ambos países, en sendos informes parlamentarios han concluido que el ecosistema de su seguridad se ha visto deteriorado viendo como necesaria la protección que brinda la alianza atlántica.

Expansión de la OTAN desde su creación
Expansión de la OTAN desde su creación. Fuente: Aljazeera

La Primera Ministra de Suecia, Magdalena Andersson, ha declarado que Suecia ha decidido optar por solicitar la adhesión a la OTAN debido a la voluntad de Rusia de “usar la fuerza” y “correr enormes riesgos”. La justificación de Estocolmo reside en las motivaciones rusas para invadir Ucrania, ni la misma guerra en sí, sino la elección del Presidente Vladimir Putin por elegir ir a la guerra, lo que ha provocado un “profundo sentimiento de inseguridad”.

¿Qué pueden ofrecer Suecia y Finlandia a la OTAN? La adhesión de estos países conseguirá impulsar el poder militar y el acceso naval de la Alianza en el Mar Báltico en detrimento de Rusia. El equilibrio geoestratégico quedará claramente a favor de la OTAN. Un hecho a destacar es que la Alianza Atlántica ganaría la importante isla sueca de Gotland. Ubicada en medio del Mar Báltico, a mitad de camino entre Estocolmo y el enclave ruso de Kaliningrado, Gotland es un gran un activo estratégico. La isla es un lugar clave para cualquier ejército o flota que busque el control de las aguas circundantes. Dichas aguas unen a San Petersburgo con las seis capitales nórdicas y bálticas, así como el norte de Alemania y por último el Mar del Norte. El control del Báltico por parte de la OTAN dificultaría la capacidad de maniobra de Rusia al controlar los estrechos, haciendo ineficaz la flota de submarinos rusa.

Además, la entrada de Finlandia y Suecia supondría un revés importante para Moscú en otro frente, el Ártico. La OTAN ganaría más peso en el Consejo Ártico -foro intergubernamental donde se discuten los asuntos de la región-, lo que le daría mayor capacidad de voto, apoyo mutuo en asuntos científicos y una mayor militarización de la zona.

Finlandia también es una adhesión importante, ya que, al compartir aproximadamente 1.300 kilómetros de frontera con Rusia, crearía una geometría favorable a la OTAN. Rusia no tiene la capacidad para cubrir toda esa frontera ni Kaliningrado a la vez, lo que podría hacer que Moscú se enfrentase a varios dilemas geoestratégicos que antes no tenía.

En cuanto a las propias capacidades militares de Finlandia y Suecia, Helsinki cuenta con una importante fuerza aérea (aviones de combate F-18 y F-35), mientras que Suecia destaca sobre todo por su poder naval, aunque su flota área también es importante. En definitiva, aseguraría para la OTAN una superioridad tanto aérea como naval en la región. Además, ambos países pueden aportar unidades más aclimatadas para las condiciones del Ártico. Como se ha comentado anteriormente, Estocolmo decidió en 2020 realizar una importante inversión en sus fuerzas armadas, mientras que Finlandia cuenta con una fuerte reserva de soldados debido a su servicio militar obligatorio. Más allá de eso, ambos países han realizado ejercicios conjuntos regulares con Noruega (miembro de la OTAN) y han colaborado en el pasado con la Alianza, por lo que los mandos estadounidenses piensan que podrán aportar un gran valor desde el primer momento.

Isla de Gotland
Isla de Gotland.

Reacción de Rusia a la adhesión de Helsinki y Estocolmo

Aunque aún no es oficial que la adhesión de Finlandia y Suecia a la OTAN ocurra, se prevé que se pueda anunciar en la importante Cumbre de Madrid de finales de junio, donde además se aprobará el nuevo Concepto Estratégico de la Alianza. Hay algunas dificultades en el ingreso de los dos países: Turquía está vetando su ingreso al considerar que amparan a “terroristas del PKK”. Sin embargo, todo apunta a que se trata de un pulso de Ankara con el objetivo de conseguir varias prerrogativas, el visto bueno para sus operaciones militares contra los kurdos en Iraq y la próxima intervención militar en el norte de Siria que ya ha sido anunciada. Por tanto, es prácticamente seguro que ambos países nórdicos acaben por integrarse en la Alianza más pronto que tarde.

¿Cómo reaccionará Rusia? Moscú ha declarado que la entrada de Finlandia y Suecia en la OTAN tendrá “consecuencias políticas y militares”, pero sin más especificaciones. Quizás podríamos ver un despliegue de misiles tácticos cerca de las fronteras de estos países, aun así, hay que tener en cuenta que el Presidente de Finlandia ha afirmado que no habrá despliegues adicionales de la OTAN en el país, con el objetivo de relajar la tensión. Lo que está claro es que la tensión escalará entre la OTAN y Rusia, sin llegar al enfrentamiento directo, con un empeoramiento de las relaciones entre los dos bloques. Habrá que ver en el futuro en qué se materializa este aumento de la tensión.

Puede que Rusia, cuando lanzó la invasión de Ucrania, no previera sendas posiciones sueca y finesa, pero parece claro que ha decidido “sacrificar la neutralidad” de ambos países con el fin de continuar la guerra, a la que juzga mucho más importante para sus intereses de seguridad. Más allá de eso, con el fin de compensar su pérdida de poder en el Báltico, puede que Rusia se marque como un objetivo principal en Ucrania la toma de Odessa, el puerto más importante del país. Esto tendría dos beneficios para Moscú, hacer que Ucrania sea un país continental (con el deterioro económico que ello supone) y conseguir más presencia en el Mar Negro.

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