El 25 de febrero de 2023 más de 93 millones de nigerianos se han registrado para votar en las elecciones parlamentarias y presidenciales del país. En este artículo nos centraremos en los primeros comicios ya que son las que más expectación han despertado. Sin embargo, no hay que olvidarse de que 4.200 personas se han postulado a los 469 escaños de la Asamblea Nacional y que el próximo 11 de marzo se elegirán a 28 gobernadores.
La importancia de Nigeria reside en su papel como potencia regional y continental. Es el país más poblado del África y el séptimo del mundo. Se considera que viven en torno a 210 millones de habitantes, aunque se desconoce la cifra exacta dado que el último censo fue realizado en 2006 y el próximo tendrá lugar a lo largo de este año. Uno de los rasgos más llamativos es el petróleo ya que constituyen las décimas reservas más grandes a nivel global, concentradas la mayor parte en el Delta del Níger. Nigeria es catalogado como una economía emergente, compitiendo con Sudáfrica por ser la mayor potencia del continente.
Los requisitos para ser elegido líder del ejecutivo son complejos. El candidato debe obtener una mayoría simple y al mismo tiempo sumar un 25% de los votos en dos tercios de los 36 estados. Si ninguno consigue los apoyos suficientes, los dos más votados pasarían a una segunda vuelta. En estos comicios se presentaron 18 candidatos de los cuales destacan tres de ellos: Peter Obi, Bola Tinubu y Atiku Abubakar. Todos poseen diferentes puntos en su programa electoral, pero en estos comicios también se deben tener en cuenta diversas cuestiones.
Uno de los aspectos a considerar es que Nigeria engloba en torno a 250 etnias entre las que destacan tres principales: yorubas de religión cristiana o musulmana en el sudoeste, igbos de religión cristiana en el sudeste y población hausa-fulani de confesión musulmana en el norte. La religión, de hecho, juega un papel crucial: el 50% de la población es musulmana, el 40% cristianos y el 10% practican otras religiones. Un punto en el que se puede ver esta particularidad es que tradicionalmente el presidente debe elegir un vicepresidente que profese una religión distinta.
Es importante tener presente que en estas elecciones no se postula el actual presidente Muhamadu Buhari ya que se ha cumplido el límite de dos mandatos que dicta la ley. El líder del ejecutivo no ha hecho intentos por mantenerse en el poder.
Mismos retos y problemas
Pese a su poder y potencial, Nigeria tiene una gran cantidad de problemas que afectarán a la dinámica de estas elecciones. Estas cuestiones se influencian y retroalimentan entre ellas por lo que se deben interpretar como un conjunto y no como un único factor causal.
La primera y la que más llama la atención es la seguridad. La presencia de grupos armados como Boko Haram y sus constantes ataques han supuesto un impedimento para el desarrollo del país y desestabilización política. Cabe destacar que Boko Haram tuvo una escisión que juró lealtad al Estado Islámico pasándose a llamar Estado Islámico en el África Occidental (ISWAP) y ambas facciones mantienen enfrentamientos. Los focos de violencia se han diseminado por el país. La insurgencia de Boko Haram ha supuesto el desplazamiento de 2.4 millones de personas dentro de Nigeria, además de otras 684.000 que se han desplazado a otros países.
Asimismo, Nigeria es un país muy heterogéneo a nivel étnico y esto da lugar a tensiones. Los enfrentamientos entre etnias de agricultores y ganaderos han sido una constante y se ha agudizado con el cambio climático. Al mismo tiempo las dinámicas étnicas se entremezclan con el yihadismo. Se estima que entre el 70 y 80% de los integrantes de Boko Haram pertenecen a la etnia Kanuri y el 90% de los ataques del grupo van dirigidos a las etnia Hausa-Fulani.
A esta delicada situación de seguridad y social hay que sumar las dificultades económicas. Como ya hemos comentado, Nigeria tiene grandes reservas de petróleo y ha basado la mayor parte de su economía en la exportación de crudo. No obstante, los recursos petrolíferos sirven más al mercado externo que al interno. Uno de los episodios más llamativos se produjo al principio de la guerra de Ucrania. Dado el aumento registrado en el precio de los hidrocarburos a nivel internacional, el gobierno intentó aprovechar el contexto incrementando las exportaciones para obtener unos mayores ingresos. El resultado fue el desabastecimiento del mercado interno provocando apagones por todo el país.
La riqueza que genera a los hidrocarburos no se traduce en una mejora de las condiciones de vida de la población. El 40% vive bajo el umbral de la pobreza, existe un 33% de desempleo y el 42% de la población joven no tiene trabajo. A estos problemas estructurales hay que sumarle la inflación que ha llegado hasta el 21.8%.
Recientemente se está dando una crisis de efectivo en el país ya que el gobierno y el banco central de Nigeria se encuentran realizando un proceso de reemplazo de billetes viejos por nuevos recién fabricados. El problema reside en que el banco central restringe la salida de nuevos billetes y muchos establecimientos no aceptan billetes viejos. Esto ha provocado una escasez de efectivo y un aumento de las tensiones.
La corrupción es uno de los constantes problemas en Nigeria. El actual presidente Buhari llegó al gobierno con la promesa de combatir con mano dura la corrupción tras derrotar al presidente Goodluck Jonathan en las elecciones de 2015, cuyo gabinete tuvo numerosos escándalos. No obstante, la lucha ha sido un fracaso e impregna todas las capas institucionales. Algunos de los candidatos han puesto como prioridad en su programa electoral iniciar una campaña contra la corrupción y la reforma de leyes para erradicar esta práctica.
Como último punto es importante destacar eventos que se han producido durante este mandato y que tendrán un peso importante en los comicios. En 2020 hubo grandes manifestaciones contra los abusos policiales, en especial contra el Special Anti-Robbery Squad (SARS). Estas protestas fueron conocidas en medios y redes sociales bajo el hashtag #ENDSARS . La mayor parte de los afectados por la actuación de esta fuerza han sido jóvenes nigerianos que decían que eran detenidos por su apariencia. Las protestas acabaron siendo una crítica contra todo el sistema y aunque estas dejaron de tener lugar su influencia continúa. En Nigeria el 40% de los votantes tiene menos de 34 años y se reporta que en estos comicios se han registrado 10 millones más de votantes con respecto a los anteriores.
Una vez explicados los retos a los que se enfrenta Nigeria, analizaremos los principales postulados a la presidencia del país. Es importante tener en cuenta el descontento generalizado de la población con respecto a los candidatos. Tal es la magnitud que el que está obteniendo los resultados más positivos en las encuestas, Peter Obi, se le califica como “lo mejor de lo peor”.
Estas elecciones poseen una clara excepcionalidad ya que es una competición entre tres candidatos, con uno de ellos sin ser perteneciente a los partidos tradicionales. Se puede dar la posibilidad, asimismo, de que sea necesario realizar una segunda vuelta, algo que nunca ha ocurrido en la historia del país. Los problemas que atraviesa Nigeria hacen que el ambiente esté cargado de tensión, llegando incluso a que se haya decidido cerrar las fronteras terrestres del país y restringir la movilizad de los vehículos. Termina la etapa de Buhari y se abre un periodo incierto, pero con interesantes posibilidades.
Bola Tinubu
Será el candidato del partido del gobierno, el Congreso de Todos los Progresistas. Fue gobernador de Lagos entre 1999 y 2007, además de un exitoso empresario. De etnia Yoruba y musulmán. Si bien su cargo anterior le ha dado cierta fama de fiabilidad ya que consiguió aumentar los ingresos de la región, existen recelos sobre si seguirán las mismas dinámicas que Buhari.
Tinubu fue elegido candidato del partido gobernante, pero no cuenta con su apoyo unánime ya que no pertenece a la élite fulani del norte y en el pasado ha criticado algunos aspectos del gobierno. Como compañero de papeleta ha escogido a un musulmán del norte por lo que se presenta a las elecciones con una combinación musulman-musulman. Con el objetivo de evitar levantar preocupaciones entre la población cristiana, Tinibu ha declarado que su mujer es cristiana y nunca le ha obligado a convertirse y al mismo tiempo que sus hijos han elegido libremente su religión.
Ha sido acusado de corrupción, pero lo niega. Con respecto a las prioridades en su programa electoral destaca su interés en disminuir la dependencia con el exterior, luchar contra el desempleo juvenil y promover la independencia del poder judicial.
Atiku Abubakar
Fue el vicepresidente durante los gobiernos del Partido Democrático Popular entre 1999 y 2007. De etnia Hausa y musulmán. Se ha presentado varias veces a las elecciones presidenciales y ha perdido, lo que despierta desconfianza entre los votantes. Su compañero de fórmula es un cristiano, jugando así la carta de la religiosidad contra Tinubu. La elección de Okowa no solo supone un equilibrio religioso, sino que también rebaja la tensión territorial al haber elegido a un Delta-Igbo.
Ha sido acusado por Estados Unidos de desviar 30 millones de dólares mientras ostentaba el cargo de primer ministro.
Los puntos más importantes de su programa electoral son dar mayor peso al sector privado dentro de la economía, promover la unidad nacional y reestructurar el sistema de gobernanza. No se han dado detalles sobre cómo se llevarían a cabo estas reformas.
Peter Obi
Este candidato está ganando una gran popularidad entre los votantes. Fue Gobernador de Anambra y ha logrado que la región esté en superávit desde 2014. Se presenta por el Partido Laborista, una formación casi extraparlamentario. Está considerado un outsider ya que no se presenta por ninguno de los partidos tradicionales, aunque ha formado parte de ambos. Un punto llamativo es que es el único candidato con posibilidades que profesa la fe cristiana. Posee una gran cantidad de apoyos entre el electorado joven lo que le ha valido el apodo de “el candidato de la juventud” aunque tenga 61 años. Dentro de su programa electoral se encuentran como principales objetivos convertir a Nigeria en una sociedad de producción y no de consumo, luchar contra la corrupción e invertir en educación y tecnología para aumentar la productividad.
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