Primera parte – Segunda parte
Las aguas del río Nilo ha sido durante siglos uno de los principales motores de desarrollo de las regiones por las que pasa, sin embargo, en los últimos años se ha convertido en un motivo de disputa entre estos países. Etiopía se encuentra inmersa en la construcción en el Nilo Azul de la mayor presa del continente que retendrá unos 74 mil millones de metros cúbicos de agua: la Gran Presa del Renacimiento Etíope (GERD por sus siglas en inglés), la cual ha despertado una feroz oposición por parte de Egipto y Sudán.
Ambos países necesitan el caudal del Nilo para la supervivencia de sus territorios. Egipto depende de las aguas del Nilo para cubrir el 82% de sus necesidades hídricas, además, ha sufrido numerosas oleadas de terrorismo que han hundido el sector turístico y las inversiones.
Etiopía, por su parte, defiende que tiene derecho a retener el agua. El país aspira no solo a satisfacer las necesidades nacionales sino a convertirse en un exportador de energía. La presa se ha convertido en un símbolo del futuro del país, por lo que el gobierno se muestra muy cauteloso a la hora de negociar.
Sudán se podría ver beneficiado de la exportación de energía etíope, ya que el país tiene importantes deficiencias en ese sector, sin embargo la GERD se encuentra situada a 15 kilómetros de una de sus presas nacionales y que comprometerían seriamente las reservas de agua. A esta necesidad imperante se une el cambio climático que hace descender el caudal del Nilo. Hace unos años escribíamos este artículo para hablar de la problemática en torno a esta presa.
Gran Presa del Renacimiento Etíope
Las conversaciones se han prolongado durante nueve años y los países se encontraban inmersos en la 12º ronda de negociaciones que comenzaron en noviembre de 2019. El seis de noviembre de 2019, Estados Unidos hospedó las conversaciones entre Egipto, Etiopía y Sudán con el fin de llegar a un acuerdo sobre el reparto de agua. El país norteamericano ha estado muy presente en las fases de negociación que se han dado durante este año y el Secretario del Tesoro declaraba el compromiso del país para ayudar a solventar la problemática. El 31 de enero los tres países alcanzaron un acuerdo sobre los principales puntos de disputa y se comprometieron a ratificar el compromiso en febrero.
Reuniones entre Egipto, Sudán y Etiopía con la mediación de Estados Unidos
A finales de ese mes, Etiopía anunciaba su ausencia de las negociaciones en las que se esperaba que saliese un comunicado. El país emitía un comunicado expresando su descontento por el rumbo que estaban tomando las reuniones y las declaraciones del Secretario del Tesoro estadounidense.
Acto seguido, Etiopía presentaba su propio acuerdo que era rechazado por Sudán, ya que no se dejaba constancia de acuerdos técnicos y legales que debían incluirse de manera obligatoria en el acuerdo. No obstante, a Sudán no le interesaría una mala relación ni un conflicto con Etiopía ya que tras la caída de Bashir el país busca nuevos aliados en la región. Por ello, Sudán llamó a volver a la mesa de negociaciones y el primer ministro declaraba “La única forma de llegar a un acuerdo integral es que todas las partes vuelvan inmediatamente a la mesa de negociaciones”.
Las negociaciones acabaron sin un acuerdo y Etiopía puso como fecha de inicio de llenado el 1 de julio, lo que ha añadido una gran presión a la hora de llegar a un acuerdo. Esta imposición de fecha de manera unilateral por parte de Etiopía fue recibida con un fuerte rechazo por Egipto y Sudán, ya que la operación comenzaría en la época lluviosa.
Negociaciones entre los países en disputa por el llenado de la presa
En el anterior artículo se relataban las posibles medidas que podía tomar Egipto en el futuro. Primeramente, el país optó por la vía de la negociación, pero conforme se acerca la fecha de llenado de la presa ha optado por recurrir a organizaciones externas y a una política más agresiva.
En junio de 2020 Egipto solicitaba la intervención del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Esta acción no fue bien recibida por el gobierno etíope que realizó numerosas declaraciones en contra. Sin embargo, las reuniones del Consejo de Seguridad se celebraron. En primer lugar hubo una sesión informal y dos días más tarde se celebraba la reunión oficial con todos los países interesados presentes. Sin embargo, esta reunión no fue satisfactoria para todas las partes y Sudán envió un informe de 28 páginas entre las que se encontraban cartas de ministros del gobierno de transición explicando su posición al respecto. Las tensiones continuaron aumentando entre los países y las amenazas cruzadas de no temer a un conflicto se hicieron cotidianas. El Ministro de Exteriores de Egipto declaraba en una entrevista que si Etiopía no volvía a la mesa de negociaciones se verán obligados a llevar a cabo acciones directas. Estas declaraciones fueron respondidas por el Vicejefe del ejército etíope alegando que “Los egipcios y el resto del mundo saben muy bien cómo llevamos a cabo la guerra cuando toca”
La situación cambia cuando el 27 de junio se anuncia de manera repentina la llegada a un acuerdo tripartito. El acuerdo surgió en una reunión entre los tres países con la participación de Sudáfrica que actuaba como mediador y representante de la Unión Africana. Etiopía extendió el plazo dos semanas para llegar a un acuerdo concluyente, a tres días del inicio del llenado de la presa. Por otra parte el país se negó a paralizar los proyectos de construcción concernientes a la presa.
El acuerdo ha contado con el beneplácito de los presidentes de Egipto y Etiopía. El primer ministro de Sudán, Abdalla Hamdok, afirma que mantendrán las conversaciones y se intentará llegar a un acuerdo en dos semanas, como ha declarado Etiopía. El presidente de Egipto, Al-Sisi, ha valorado el acuerdo como “legalmente vinculante para impedir cualquier acción unilateral, incluida el llenado de la presa”.
Reunión entre Egipto, Sudán y Etiopía con la mediación de Sudáfrica
El futuro al que se enfrenta la disputa por el agua del Nilo es incierto, las negociaciones son menormente arduas y lentas ya que se contemplan aspectos ambientales, sociales económicos, etc. y cualquier cambio en las circunstancias de cualquiera de los tres países puede llevar a un fracaso de las mismas.
Egipto se encuentra con una grave problemática en Libia que amenaza su estabilidad y posición exterior, Sudán se encuentra concentrado en el proceso de transición tras la caída de Bashir y Etiopía se ve en la obligación de lidiar con una situación interna inestable.
Parándonos más en Egipto, su posición como potencia regional se encuentra en entredicho por la presión que se ejerce desde Libia y Etiopía. Cabe mencionar que el gobierno egipcio está formado por militares y existe un ala dura que desea de dar un golpe sobre la mesa.
Sudán por su parte se encuentra en una situación complicada ya que su gobierno de transición está formado por un ala civil y una militar. Estas dos partes tienen simpatías diferentes: el ala militar (a la que pertenece el actual presidente) se encuentra cercana a Egipto, y por su parte, el ala civil se orienta hacia Etiopía. Esto hace que tenga serias complicaciones a la hora de posicionarse. Además, como ya comentábamos, al país no le interesa un conflicto en un momento que el que está buscando dejar atrás la imagen que se tenía de él durante la época de Omar al Bashir y ganar nuevos aliados a nivel regional y mundial.
Etiopía se encuentra en una situación inestable a nivel político, ya que las mejoras prometidas por el primer ministro Abiy Ahmed no se dan tan rápido como estaba previsto y este mes de agosto tenían lugar las elecciones generales en el país. El llenado de la Gran Presa del Renacimiento Etíope era uno de los puntos clave de la campaña del primer ministro, pero, no obstante, las elecciones han sido aplazadas sin fecha definida, lo que podría haber contribuido a la flexibilización de la fecha de inicio de llenado.
Lo que se tiene claro es que no queda mucho tiempo hasta que se comience el llenado de la presa por lo que los próximos meses determinaran la solución o la escalada del conflicto.
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