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Golpe de Estado en Bolivia

Por Jorge González Márquez

El pasado 20 de octubre se celebraron elecciones generales en Bolivia en medio de un clima de tensión en la región y de creciente polarización en el país. Tras un repentino parón de más de 20 horas en el llamado recuento rápido de votos a través del sistema Transmisión Rápida y Segura de Actas (TREP) estalla una crisis social y política a raíz de las acusaciones de fraude electoral por parte de la oposición que salió a las calles a protestar y hacer reclamaciones al gobierno.

Durante las semanas siguientes la situación sufriría de un continuo deterioro hasta que el domingo 10 de noviembre se produce la renuncia de Evo Morales tras un motín en las fuerzas policiales y pronunciamientos recomendando su salida por parte de mandos militares y policiales. Esta intervención de las fuerzas de seguridad en el panorama político nacional puede ser considerada un golpe de estado, aunque esta acepción está en disputa y posteriormente presentaremos brevemente los argumentos existentes en contra de la misma. Pasemos por lo tanto y en primer lugar a la crónica de los acontecimientos.

Antecedentes

Incluso antes de que comenzara la votación esta jornada electoral ya estaba marcada por la polémica. El candidato favorito según las encuestas, el presidente Evo Morales, había perdido en febrero de 2016 un referéndum para reformar el artículo 168 de la Constitución del Estado de Bolivia, sobre el mandato presidencial, con el cual se pretendía validar su cuarto mandato, algo que habría sido prohibido por dicho artículo.

Algo más de un año más tarde, a finales de 2017,  el Tribunal Constitucional de Bolivia emitiría un fallo que invalidaba de facto el referéndum al dictaminar que los derechos políticos reconocidos por Bolivia en la Convención Americana sobre Derechos Humanos se encontraban por encima de la Constitución. Por lo tanto,  los artículos de la constitución que limitaban el número de mandatos quedaban vacíos de contenidos mientras que los apartados de la ley electoral relacionados con estas limitaciones serían anulados. A raíz de este fallo del TCB Evo Morales podría presentarse de nuevo, algo que sería revalidado de nuevo por el Tribunal Electoral en diciembre de 2018.

Las elecciones

La jornada electoral en Bolivia se vivió en un periodo de gran tensión en la región, ya que se estaban produciendo o se habían producido, varias crisis en países de la zona entre las que podemos incluir una crisis constitucional en Perú, una crisis social en Ecuador a raíz de las protestas contra las medidas económicas del gobierno de Lenin Moreno, una crisis social y política en Chile con una revuelta, con importantes protestas pacíficas pero también con disturbios y saqueos, contra el gobierno de Sebastián Piñera y esto sin hablar de las crisis de largo recorrido en Nicaragua y Venezuela. 

Para expandir: Ecuador se juega su futuro y Protestas y estado de excepción en Chile

Los principales candidatos a las elecciones.

Pero volvamos a Bolivia donde las elecciones generales se disputaban principalmente entre el presidente Evo Morales del Movimiento al Socialismo (MAS )y el expresidente Carlos Mesa de la coalición política Comunidad Ciudadana (CC). Mesa apostaba por ser el “voto útil” contrario a la continuidad de Morales frente a otras candidaturas de la oposición. Es importante señalar que en Bolivia existe un sistema a doble vuelta, aunque nunca ha sucedido, si el primer candidato no obtiene el 50% de los votos o más del 40% con una diferencia mayor del 10% con el siguiente.

En Bolivia también existe un sistema de conteo rápido de votos, el llamado sistema TREP, que permite obtener resultados antes de que se lleve a cabo el escrutinio formal, algo que puede tardar varios días. Este conteo rápido fue detenido abruptamente durante la tarde de la jornada electoral por parte del Tribunal Supremo Electoral (TSE) al alcanzar el 83’67%, momento en el que Movimiento Al Socialismo obtenía 45,28% de los votos y Comunidad Ciudadana el 38,16% lo que hubiera llevado al país a una segunda vuelta.

Al día siguiente esta decisión del TSE provocó la renuncia de su vicepresidente, Antonio José Iván Costas, quien presentó su renuncia con la siguiente motivación: “La decisión de renunciar al cargo se debe al siguiente motivo: la desatinada decisión de la Sala del Tribunal Supremo Electoral de suspender la publicación de los resultados del sistema de transmisión de resultados preliminares electorales – TREP. Decisión de la que no participé pese a ser vicepresidente del Tribunal Supremo Electoral. Situación que derivó en la desacreditación de todo el proceso electoral, ocasionando una innecesaria convulsión social, que espero sea pronto solucionada. Primero está Bolivia.” Es importante señalar que Antonio Costas posteriormente negaría que se hubiera producido ningún tipo de fraude en los comicios.

Comunicado del vicepresidente del Tribunal Supremo Electoral.

Las protestas

Esta situación provocó la indignación de la oposición, encabezada por el propio Carlos Mesa quien alego qué el TSE estaba incumpliendo sus compromisos y que la segunda vuelta estaba confirmada. Mientras tanto en las calles la tensión se incrementaba aún más tras la publicación de dos datos muy diferentes que provocarían que se denunciara un posible fraude electoral.

En primer lugar se publicaron unos datos preliminares, al 50’44% del escrutinio formal, que indicaban que ambos candidatos estaban prácticamente a la par con una ligera ventaja para Mesa, 42’61%, frente a Morales, 42’45%, lo que llevo a que simpatizantes de ambos bloques se congregaran en torno a la sede del TSE separados por la policía para evitar incidentes mayores. Pero la gota que colmaría el vaso para la oposición sería el contraste de estos datos con los publicados tras la reanudación del TREP, tras más de 20 horas de desconexión, que indicaban que con el conteo al 95’37% el MAS tenía 46,86% y CC lograba 36,72% otorgando así la victoria en primera vuelta al presidente Evo Morales ante lo que simpatizantes de la oposición provocaron disturbios y atacaron oficinas de la autoridad electoral en varios puntos del país.

Tras la noche de disturbios el ministro de exteriores, Diego Pary, anuncia que se ha invitado a la OEA a realizar una auditoria de las elecciones sin que esto calme los ánimos entre los simpatizantes de la oposición y a la mañana siguiente Evo Morales convoca una rueda de prensa en la que declara que el país está sufriendo un intento de golpe de estado. Posteriormente ese mismo día diversos sectores de la oposición llaman a una huelga general indefinida hasta la caída del gobierno.

Tras varios días de protestas, y varios llamados internacionales a la realización de una segunda vuelta en Bolivia, el TSE anuncia que con los datos finales del escrutinio hay una victoria definitiva en primera vuelta para Evo Morales a lo que Carlos Mesa responde denunciando fraude electoral y llamando a continuar con las protestas hasta que se anuncie la celebración de una segunda vuelta.  A partir de este momento se incrementa aún más la movilización en las calles tanto a favor como en contra del gobierno y los enfrentamientos entre masistas, opositores y fuerzas de seguridad se extienden, provocando al menos dos muertes, a pesar de que se anuncia un acuerdo con la OEA para realizar una auditoría sobre las elecciones. Es en este momento de creciente caos en el que comienza a adquirir protagonismo otra figura de la oposición: Luis Fernando Camacho.

Luis Fernando Camacho dando un discurso en Santa Cruz.

Luis Fernando Camacho es un empresario que preside el Comité Cívico Santa Cruz, una plataforma que aglutina a varias entidades de la sociedad civil de dicha ciudad, y se declara radicalmente opuesto al gobierno de Evo Morales. Santa Cruz es una ciudad del este del país tradicionalmente opositora y en la que los manifestantes contrarios al gobierno se hicieron rápidamente con el control de las calles encabezados por el Comité Cívico.

Camacho representa a un sector más radical de la oposición al compararlo con Comunidad Ciudadana y como muestra de ello las demandas de Camacho fueron escalando con el paso de los días y el reforzamiento de su posición pasando así de reclamar inicialmente una segunda vuelta, manteniéndose en la línea del expresidente Mesa, más tarde nuevas elecciones y posteriormente la renuncia del gobierno en pleno. También es importante señalar que Camacho es un católico ferviente, incluso se podría decir que fundamentalista, y que suele dar sus discursos con un rosario en la mano siendo una de sus prioridades declaradas “devolver a Dios al Palacio de Gobierno”.

Su relevancia a nivel nacional llegaría cuando, el sábado 2 de noviembre, anuncia un ultimátum de 48 horas para que el presidente renuncie o comenzarán a tomar medidas para forzarle a hacerlo anuncio tras el cual el propio Camacho toma un vuelo rumbo a La Paz para entregarle en persona una orden de renuncia a Evo Morales. Choques entre simpatizantes del gobierno y de la oposición en el aeropuerto impiden que Camacho pueda salir del mismo y se ve forzado a regresar a Santa Cruz para impedir mayores incidentes en un avión fletado por el gobierno. Tras su regreso a Santa Cruz, y con su ultimátum ya finalizado, Camacho hace un llamado a la toma de todas las instituciones públicas del país.

Ayuntamiento de Vinto incendiado.

Desde ese momento la violencia se incrementa aún más y se producen incidentes como los de la ciudad de Vinto en Cochabamba donde varios funcionarios municipales, incluida la alcaldesa, fueron capturados y humillados públicamente tras la toma y quema del ayuntamiento por parte de grupos de la oposición.

Posteriormente, la empresa Ethical Hacking, contratada por el Tribunal Supremo Electoral para auditar las elecciones, publicaría un informe declarando que: “No podemos dar fe de la integridad de los resultados electorales, debido a que todo el proceso está viciado de nulidad” ante lo cual Carlos Mesa envía una carta al presidente de la Asamblea Legislativa, Álvaro García Linera, para que tramite una ley de emergencia en la que se nombren nuevos vocales electorales y se convoquen unas nuevas elecciones. Esta decisión lo distancia definitivamente de Luis Fernando Camacho quien había viajado de nuevo a La Paz desde donde declaró que: “El señor Carlos Mesa tuvo mucho tiempo para acompañar esta lucha, pero la búsqueda de querer ser presidente le ha hecho perder la objetividad de una lucha mayor, que es la paz del país

El gobierno de Bolivia vuelve a denunciar el 7 de noviembre que ante la pasividad de la comunidad internacional se está produciendo un intento de golpe de estado señalando a Luis Fernando Camacho y a Carlos Mesa como líderes del mismo.

El amotinamiento y el golpe de estado

La guarnición policial de Cochabamba se amotina y muestra su apoyo a los manifestantes opositores durante las protestas del viernes 8 de noviembre, siendo este acto el comienzo del colapso del gobierno. El motín se extiende poco después a otras ciudades como Sucre o Santa Cruz mientras que el mando nacional de la policía habla de “casos aislados” y el ministro de gobierno asegura que la situación está bajo control. Posteriormente, mientras policías de La Paz leen un comunicado en el cual anuncian que se suman al mandato del Cabildo de Santa Cruz, Evo Morales trata de llamar al dialogo nacional y Carlos Mesa declara que no hay nada que negociar y que hay que convocar nuevas elecciones.

Policías amotinados se unen a los manifestantes.

Los manifestantes opositores comienzan a tomar sedes de medios de comunicación, como las televisiones estatales Bolivia TV y RPN, mientras que varias asociaciones civiles masistas marchan hacia la capital y, encabezadas por el sindicato campesino CSTUCB, tildan a Fernando Camacho de golpista fascista y lanzan un ultimátum para que abandone la capital en un plazo de 48 horas. En esta situación de caos generalizado comienzan a dimitir cargos del MAS en distintos puntos del país siendo los primeros los alcaldes de Potosí y Sucre y el gobernador de Potosí pero durante las horas siguientes serán seguidos por muchos otros en medio de denuncias de secuestro por parte de algunos cargos político, del secuestro de sus familiares y de incendios en sus viviendas privadas.

El domingo 10 de noviembre la OEA publicara un comunicado en el que, en base al informe preliminar de la auditoría, se llama a la convocatoria de unas nuevas elecciones. Este comunicado es seguido rápidamente por una llamada de Evo Morales a la celebración de unas nuevas elecciones, mientras que Carlos Mesa publica un comunicado en el cual declara que  Evo Morales queda inhabilitado como candidato a las elecciones y Fernando Camacho exige la dimisión del gobierno en pleno.  

El comunicado de la OEA supone el punto final antes del colapso del gobierno, que ya es inevitable, y mientras que la Fiscalía de Bolivia anuncia una investigación contra los vocales del Tribunal Supremo Electoral, comienzan a sucederse las dimisiones de miembros del gobierno central comenzando por el Ministro de Minería, César Navarro, el de Hidrocarburos y el de Deportes entre otros muchos cargos políticos del MAS.

¿Por qué es un golpe de estado?

Hagamos un breve inciso y detengámonos en explicar por qué lo acontecido el pasado domingo en Bolivia es un golpe de estado. La principal razón es porque los tres elementos más básicos de la concepción clásica del golpe de estado están presentes: el objetivo era el jefe del gobierno (el presidente), fue perpetrado por otro agente estatal (ejército/policía) y los medios son ilegales (intervención en la política no reconocida por la constitución).

Podemos llegar incluso más lejos cuando utilizamos definiciones más amplias de golpe de estado como la de Curzio Malaparte que incluye también las acciones llevadas por grupos civiles para desestabilizar el estado, pero siendo esto así, ¿cuáles son las razones que se están alegando para negar que sea un golpe? Encontramos tres ideas principales en el argumentario:

Los argumentos de base moral, aquellos que distinguen entre el crimen justo y el injusto, limitan considerablemente el debate argumentativo más allá de la trinchera política por lo que nos centraremos en los dos primeros puntos y ya que estos se basan en detalles específicos, y los matices siempre resultan relevantes, debemos acudir a la cronología de los acontecimientos y es que ¿cuándo y por qué renuncia Evo Morales?

El 10 de noviembre los acontecimientos se sucedieron en una suerte de tres actos:

  1. Tras la publicación del comunicado de la OEA, Evo Morales anuncia que convocará elecciones y su rival a la presidencia, Carlos Mesa, declara que Evo no podrá presentarse y tres ministros del gobierno anuncian su dimisión.
  2. Luis Fernando Camacho vuelve a distanciarse del expresidente Mesa y llama a la caída del gobierno en pleno. Poco después el ejército anuncia una operación contra “grupos ilegales” y tanto el comandante en jefe de la policía nacional como el comandante en jefe de las fuerzas armadas realizan comunicados públicos en los que “sugieren” que Evo Morales renuncie “por el bien del país”.
  3. La policía de La Paz escolta a varios líderes cívicos entre los que se encuentra Luis Fernando Camacho hasta el Palacio Quemado donde irrumpe con un comunicado de renuncia para el presidente. Tras esto, el presidente Evo Morales finalmente dimite.

Teniendo esto en cuenta la decisión de Evo Morales llegados a este punto fue llamar a unas nuevas elecciones, pero un sector de la oposición, el ejército y la policía empujaron la situación más allá con sus declaraciones y marcha sobre el Palacio Quemado forzando así la renuncia del presidente. Por lo tanto, estamos ante un golpe de estado.

Militares desplegados en las cercanías de la carretera entre La Paz y Oruro.

Tras este inciso continuamos con la crónica de los acontecimientos precisamente abordando la cronología antes mencionado y es que tras las dimisiones de los ministros se suceden rápidamente varios eventos que convierten el colapso del gobierno en un golpe de estado:

Tras lo cual, sobre las 16:57 hora local, Evo Morales anuncia a través de un video su dimisión, poco después de que se viera al avión presidencial abandonar el aeropuerto de El Alto seguido inmediatamente después por el vicepresidente Álvaro García Linera quien declara que “así se consuma el golpe de estado”.

Evo Morales anunciando su dimisión.

Tras la dimisión de Evo Morales se suceden las reacciones internacionales divididas entre la condena del golpe de estado, la negación activa del mismo y los llamados al dialogo nacional. Destaca particularmente en este sentido el papel del gobierno de México que ofrece asilo a Evo Morales, quien posteriormente lo aceptaría y abandonaría el país hacia Paraguay para posteriormente volar desde allí hasta México en un vuelo del gobierno.

Reacciones internacionales

Mientras tanto durante las horas siguientes a la dimisión de Evo Morales en Bolivia continúa el caos y, mientras que Luis Fernando Camacho llama a un gobierno de transición con policías y militares, siguen las dimisiones de distintos cargos políticos del MAS, mientras que se producen detenciones, se ataca la embajada de Venezuela en la capital, se saquea el domicilio privado de Evo Morales y continúan las marchas pro-MAS hacia la capital.

El último acontecimiento de relevancia a la hora de terminar de escribir esta crónica ha sido que, tras fuertes disturbios por parte de grupos contrarios al golpe, especialmente en la ciudad de El Alto donde se escuchaban gritos de “Ahora sí, guerra civil”, durante los que se han atacado varios comisarías, lo que ha llevado a una retirada generalizada de la policía de El Alto,  el mando militar conjunto ha anunciado el despliegue del ejército para tareas de seguridad y pacificación durante un periodo de tiempo indeterminado. Este despliegue  de patrullas militares se ha llevado a cabo durante la noche del 11 de noviembre en varias de las mayores ciudades país como Cochabamba o El Alto.   

Conclusiones y claves de futuro

Las próximas 72 horas son clave. La asamblea legislativa aún no ha aceptado la dimisión de Evo Morales y no se ha producido ningún tipo de reunión al respecto. La supuesta presidenta interina, Jeanine Añez, carece de legitimidad y apoyos. Los militares y la policía están actuando por su cuenta sin ningún tipo de control civil.

El riesgo de una guerra civil es bajo, pero no negligible.  El hecho de que no se haya producido una transición hasta el momento y de que el país esté en una situación de vacío de poder conlleva un considerable riesgo mientras continúan produciéndose enfrentamientos en las calles que podrían empeorar en las próximas horas.

Arrebatar todo el poder al MAS de golpe puede ser peligroso para el nuevo gobierno. El MAS tiene una gran implantación, especialmente en las zonas rurales. Su exclusión del gobierno tras el golpe de estado podría facilitar una radicalización y la aparición de guerrillas. En 2005 el propio Evo Morales decía que “gracias al MAS no hay otro Sendero Luminoso en Bolivia” en referencia al grupo armado peruano.

El golpe de estado polariza a la región. La región está convulsionada y el desarrollo de los acontecimientos en un país afecta al de otros. La caída del gobierno de Evo Morales y especialmente la forma de la caída afectarán al desarrollo político en otros países de la zona.

Para ampliar tras las elecciones de 2020: Claves de la victoria del MAS y Apoyo social a los distintos candidatos.

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